"El Niemeyer representa la unión de la innovación y el diseño". Así lo afirmó esta mañana el rey, Felipe VI, en el acto de entrega de los Premios Nacionales de Innovación y Diseño 2022, que tuvo lugar en el centro cultural avilesino. El monarca, que al inicio de su discurso destacó la alegría que le suponía volver a Asturias, ensalzó la importancia del desarrollo del I+D+i y lo imprescindible de "atraer y retener el talento". También dedicó unas cariñosas palabras a los premiados -Rocío Arroyo, Sacyr, Marine Instruments, Inmaculada Bermúdez, Alba González y Enea- por su "esfuerzo en el trabajo diario": "Sois hoy la expresión más visible de una sociedad -la española- en creciente compromiso con un futuro que necesariamente ha de estar basado en el conocimiento, la sostenibilidad medioambiental, la inclusión social y la igualdad entre hombres y mujeres". El acto también contó con una breve mesa redonda en la que participaron tres de las premiadas: Rocío Arroyo, Inmaculada Bermúdez y Alba González. Durante unos minutos disertaron sobre los retos de futuro del sector y coincidieron en la necesidad de invertir en investigación y desarrollo. Justo antes de esto tuvo lugar la anécdota del día. La puso el diseñador Javier Cañada, que fue el encargado de presentar el acto, y que tuvo la mala suerte de que se saltó una de las tarjetas del guion cuando llamaba al escenario a los galardonados para que recogiesen su premio. Ese error propició que terminase la lista sin citar a Alba González Álvarez, premio Joven Diseñador. Cañada resolvió el asunto con una enorme sonrisa y pidiendo varias veces perdón a la premiada, una naturalidad que arrancó los aplausos del auditorio.