Pasando página ya de los efectos de la borrasca "Karlotta" calentó este sábado el sol aún de invierno en el paseo del Muro de Gijón donde los estragos de la humedad comienzan a ser cada vez más perceptibles. Óxido en las barandillas blancas, varias escaleras cerradas por desperfectos en los escalones y en los pasamanos y farolas que no terminan de alumbrar cuando oscurece, componen el rosario de desperfectos que la principal fachada marítima de la ciudad viene acumulando por los efectos de la climatología y el paso de las semanas.