Sacos de arena, neumáticos, pinchos... Todo obstáculo es poco para evitar la entrada de las tropas rusas que ya se ven a lo lejos. Se dirigen a la mayor central nuclear de Europa, la de Zaporozhe en Energodar. Ante el peligro de que los rusos la tomen son los propios ciudadanos los que han salido a la calle. Desarmados, sólo con sus banderas, consignas y barricadas. Se ve a vista de dron. Más de un centenar las personas bloquean el paso. Las mismas que nos muestra este ucraniano a pie de suelo. Es la resistencia civil. A veces tan desproporcionada como este pequeño David con banderas frente a un gigantesco Goliath de tanques. Ciudadanos de a pie que en otros puntos del conflicto están logrando que el convoy ruso dé media vuelta. Gloria a Ucrania se oye en Konotop, también el himno. Otra forma de oponer resistencia al enemigo, que ya las ha dado un ultimátum. O nos rendimos o nos arrasarán con su artillería, dice el alcalde, tras escuchar a estos representantes rusos que llegaron con granadas en la mano por temor a un linchamiento. Así atravesaron esta marea humana que no dejará de plantar cara.