Un fuerte resplandor ilumina la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa. Rusia acaba de bombardearla, incendiando la planta. En las imágenes puede verse una línea de vehículos militares accediendo a la zona. Impiden el paso de los bomberos ucranianos a los que disparan a quemarropa. Varios empleados y civiles han resultado heridos, algunos de gravedad. Terrorismo nuclear, con todas las letras, para Volodímir Zelenski que le pide a Europa que "despierte". Rusia no solo resucita el fantasma nuclear, aplasta, literalmente, localidades enteras en su avance hacia Kiev. En nueve días ha borrado todo el esplendor de ciudades como Járkov o Borodyanka. Una catástrofe vista desde el aire con edificios completamente devastados por la artillería rusa y montículos y montículos de escombros que también ahogan Chernígov. Un feroz bombardeo contra un área residencial ya ha dejado 33 fallecidos. Pero podría haber muchos más. Los equipos de rescate no pueden buscar más civiles entre los escombros porque los misiles no dejan de caer. Y en Odesa no pierden de vista la costa. Una flota rusa podría desembarcar en cualquier momento para hacerse con el control de la ciudad y dejar a Ucrania sin salida al mar.