Por delante de las tiendas de ropa, de telas, de complementos o de decoración situadas en el Oviedo Antiguo pasan cada día decenas de personas. Desde que hace una semana sus escaparates y las redes sociales han sido la única vía de comunicación con la clientela. Son las actividades consideradas "no esenciales", ellos han dejado de tener ingresos pero siguen teniendo los mismos gastos. "No podemos competir con las grandes cadenas porque ni siquiera nos permiten entregar las compras a la puerta del establecimiento, de qué vamos a vivir", lamentan. Esta mañana han querido visibilizar esta situación sacando los productos a la puerta de la tienda con una advertencia: "Podeis mirar pero no tocar ni comprar, el gobierno del Principado lo prohíbe". Los comerciantes aseguran que el cierre es una medida improvisada que no tiene en cuenta las consecuencias económicas para el sector. "Nosotros no somos el virus, en el pequeño comercio no ha habido contagios", insisten.