“Hola ‘Paco’, aquí te traigo estos pantalones para que les metas los bajos. Hazlo como siempre, como tú sabes, que los dejas siempre perfectos”. La puerta de un pequeño local de la calle Tito Bustillo (en Ciudad Naranco) se abre cada dos por tres para dejar o recoger prendas de ropa. También hay quien se queda mirando -disimilando o sin disimular- el escaparate. Les llama la atención la persona que apenas levanta la vista de una máquina de coser. Está sentada en el medio del establecimiento rodeada de perchas, carretes de hilos de colores, bolsas y estantes ordenados. Es Papa Mbaye, el modisto exprés del barrio.
