La familia de Miguel Ángel Muñiz, el hombre de 73 años decapitado por su propio hijo en la localidad riberana de El Picón, pidió la mañana de este viernes "compasión" para el parricida, Pablo Muñiz, que le cortó la cabeza a su padre con un hacha y llegó a patearla como si fuese un balón de fútbol tras lanzarla contra el parabrisas de varios coches en la rotonda de Soto de Ribera. Los parientes más cercanos aún no pueden creerse que "una persona que jamás había sido violento" haya podido cometer esa atrocidad y atribuyen los hechos a una "enfermedad" psiquiátrica que lo transformó por completo. "A los que creeis en Dios, rezad por él. Os pido que no le juzgueis porque podemos equivocarnos", dijo el hermano de la víctima, Joaquín Muñiz, tras el emotivo minuto de silencio que se guardó frente al ayuntamiento riberano en memoria del fallecido.