Abre una pieza de barro, coge un pedazo, lo pesa, lo amasa y le da forma en el torno. Al horno, retoques, otra vez al calor y luego a las manos de su mujer, para la decoración. Así, una y otra vez durante 34 años. Es la vida de Florentino Iglesias y Elvira López, una pareja que lo dejó todo para irse a la zona rural de Siero, a Balbona, a vivir de una pasión. Conforman así un "dúo cerámico", movido por el instinto, hacia una vida apacible y feliz. Tal es su amor por lo que hacen, que en 1997 recuperaron la llamada cerámica de El Rayu, una forma de hacer piezas típica de Vega de Poja, que se había perdido en 1936.