Los restos de este cohete chino podrían caer esta madrugada en Nueva York, Pekín o Madrid. También sobre Chile o de Nueva Zelanda. No hay forma, de momento, de predecirlo con exactitud. Los expertos estiman que el riesgo de causar daños en la Tierra es mínimo, aunque no nulo.

Este cohete se lanzó al espacio con éxito hace poco más de una semana desde la provincia china de Hainan. Ahora, tras finalizar su misión allí arriba, parte de la nave, de unos 30 metros de largo y 5 de diámetro, regresa a la tierra sin control. Para nuestra tranquilidad, los expertos señalan que cuando colisione con la atmósfera terrestre se desintegrará casi en su totalidad, aunque no se descarta que algunos restos puedan caer en algún lugar indeterminado.

A medida que se va acercando, a una velocidad de 28.000 kilómetros hora, se puede ir reduciendo la incertidumbre tanto del lugar como de la hora, pero siempre con un margen de error considerable. Aún así, Estados Unidos no se plantea derribarlo porque confía que caiga en un lugar en el que no dañe a nadie, como los océanos. Al fin y al cabo, el agua cubre el 70 % de la superficie terrestre.