Patrycia Centeno ha analizado para LA NUEVA ESPAÑA la imagen que proyectan los cinco candidatos principales a las elecciones autonómicas del próximo 25 de marzo. Centeno no habla de los políticos asturianos desde el desconocimiento: es coruñesa, pero «toda la familia de mi tío político, "el tito Pepín", es asturiana y él, desde pequeña, me ha hecho querer a esa tierra de verdes encendidos y de aguas melancólicas. Hoy, la casa de Caces es un refugio; Las Caldas, la purificación; Covadonga, el orden, y Oviedo, la calma. Sus comidas son manjares (aunque, a causa de mis intolerancias alimenticias -gluten, lactosa, soja y tomate-, ahora las tenga prohibidas). Por suerte, la sidra sigue siendo mano de santo».

Empecemos por orden alfabético. Francisco Álvarez-Cascos (Foro):

«Podría sacarle partido a su imagen campechana, pero jamás ha sabido cómo hacerlo (ni siquiera cuando posó vestido de minero). Tampoco ha heredado la exquisitez de los políticos de derechas de antaño. Su aspecto dejado puede sugerir falta de aseo y pérdida de control, nada conveniente en un presidente».

Javier Fernández (PSOE):

«La perfección, muchas veces, provoca rechazo. Le favorece la informalidad y le conviene utilizarla. Además, cuidado con los escudos marquistas -el jugador de polo de Ralph Lauren- en las camisas. En alguien de derechas se puede entender, pero en un líder socialista no es recomendable».

Mercedes Fernández (PP):

«Su estética y vestimenta sólo consiguen echarle años encima. Aunque sus atuendos pueden ser clásicos (coherentes con la ideología conservadora que postula), aterrizaría en el año 2012 con un buen corte de pelo, un tono de cabello más natural (aunque le obligue a acudir más veces a la peluquería) y un maquillaje que descubra los rasgos faciales más comunicativos: ojos y boca. Cuando no se sabe combinar colores, mejor no arriesgar».

Jesús Iglesias (IU):

«Le falta definirse. En todas sus decisiones estilísticas se queda a medias, algo que genera dudas en el electorado. Por supuesto, debe recordar que ser de izquierdas no autoriza al abandono de la imagen. Si se aumenta de peso, hay que comprar ropa nueva».

Ignacio Prendes (UPyD):

«Acierta cuando deja la corbata en casa y desabrocha el primer botón de su camisa. Las gafas le otorgan personalidad y le favorecen. Las patillas (nada exagerado) le ayudarían a afinar el rostro».