Jefe provincial de Tráfico desde 1997, se jubila en agosto

Oviedo, Idoya RONZÓN

Cuenta Ignacio Campomanes, licenciado en Derecho, jefe provincial de Tráfico hasta agosto -oficialmente, en la práctica ya se ha despedido del cargo-, que un día un trabajador de su oficina se le acercó y le dijo que no era un jefe como los demás. Él, extrañado, le preguntó por qué. Y el hombre le contestó: «Porque siempre pide las cosas por favor». Campomanes (Gijón, 1944) cuenta la anécdota entre el orgullo y el pudor. No es hombre que le guste salir en los «papeles», ni siquiera sabe si preguntar a su secretaria desde qué fecha es jefe de Tráfico en Asturias. «¿Qué más da?», dice con el remango que le caracteriza. «Lo importante es el trabajo, no el cargo. Yo llegué un día -forma parte de la Dirección General de Tráfico desde 1971- y me dijeron que si quería asumir esa responsabilidad. Yo contesté "por supuesto" y hasta hoy». Eso ocurrió en 1997. Desde entonces ha llovido mucho, se instauró el sistema del carné por puntos y se reformó el Código Penal en materia de tráfico. Y, lo que es más importante, el número de muertos se ha reducido de forma rotunda, pasando de 93 en 1999 a 45 en 2008.

-¿Qué sensación le queda después de doce años como jefe provincial de Tráfico?

-Creo que hemos conseguido muchas cosas, pero que aún quedan otras muchas por lograr. En los últimos diez años, Asturias es la comunidad donde más ha descendido el número de accidentes y muertos en carretera. Ahora que me voy puedo decirlo con la cabeza bien alta.

-Valore los avances. Carné por puntos.

-Es una medida que ha venido muy bien, y a las cifras me remito. Los resultados son muy positivos.

-Reforma del Código Penal. Tiene detractores: ¿la vida se judicializa en exceso?

-Mire, estábamos en un punto que ya no podía ser. No podía consentirse que algunas conductas, tremendas, siguieran siendo únicamente sanciones administrativas. O determinadas tasas de alcohol. Es cierto que hay muchas cosas que no pueden o no deben judicializarse, pero en este caso hemos reducido los accidentes y los muertos, y eso es lo único verdaderamente importante.

-Durante 2008 la fiscalía actuó contra una media de cinco conductores borrachos al día.

-Es una barbaridad. Nosotros lo que queremos precisamente es quitar a esa gente de la carretera porque no hay derecho a que sigan conduciendo. Y en el tema del alcohol he de decir que, lamentablemente, se están detectando cada vez más mujeres que conducen en estado ebrio.

-Un tapiego de 82 años que circulaba en sentido contrario causó un accidente este mismo mes en la Autovía del Cantábrico. ¿Conducir tiene fecha de caducidad?

-Sin duda. Hay que legislar una edad tope para conducir.

-¿Cuál?

-80 años. Por norma general a partir de los 80 no se está en condiciones de ponerse al volante. Hay que darse cuenta de que se están produciendo accidentes muy graves en personas de edad avanzada porque la sola vorágine del tráfico puede aturdirles. Es duro pero hay que asumirlo, igual que yo asumo que ahora finalizo una etapa y empiezo otra. Se pierden los reflejos y hay que dedicarse a otra cosa.

-¿Para cuándo un test fiable de drogas?

-Para pronto, espero. El problema con las drogas es que no existe un aparato de precisión fiable, como el etilómetro. Entonces para hacer un control habría que ir con un médico y hacer un análisis. Estamos buscando un aparato fiable y rápido.

-¿Las motos son su asignatura pendiente?

-Sí, en los últimos años ha habido un desfase en accidentes de moto. Hay que ser firmes y lanzar muchos mensajes, dedicar campañas.

-¿Defiende las campañas duras de Tráfico?

-La gente no quiere ver lo que en realidad ocurre. Cruel es el accidente, no la campaña o el anuncio de televisión. Es lo que sucede todos los días en la carretera y tiene que verlo todo el mundo, para que los desgraciados que no cumplen las normas vean las consecuencias que tiene.

-Confiésese: ¿le han puesto alguna vez una multa?

-No. Me pararon dos veces, una en Segovia y otra en la rotonda de Tabaza, en Avilés. Aquí el agente no me reconoció, me pidió la documentación y me hizo «soplar». Di 0,0. Y el guardia cuando miró el carné y vio mi nombre no sabía cómo disculparse, pero yo le corté. «Ha hecho usted lo que tenía que hacer», le dije. Faltaría más. ¿Ve usted? Así es como mejor se ve que funcionan las cosas, estando en la carretera.