Oviedo, L. Á. VEGA

Encontró la gallina de los huevos de oro, un joven de 16 años al que, en menos de un mes, llegó a sacar hasta 1.740 euros a base de engaños y abiertas amenazas. El autor de estos hechos, un conductor de autobús avilesino de 60 años cuya identidad se corresponde con las iniciales J. J. G. G., aceptó ayer una condena de un año, nueve meses y un día de cárcel el Juzgado de lo penal número 2 de Oviedo.

La fiscalía accedió a aplicar la atenuante de reparación del daño (el acusado ha devuelto el dinero que le quitó al adolescente) y así redujo la pena solicitada inicialmente, que era de dos años y medio de cárcel. De esta forma, el estafador no entrará en la cárcel por carecer de antecedentes, ser la pena inferior impuesta a dos años y estar de acuerdo el fiscal en la suspensión del ingreso en prisión.

Para entender los hechos hay que tener en cuenta que el conductor, que realizaba la ruta Oviedo-Pola de Siero-Noreña, llevaba unos años llevando al menor al instituto, con lo que se había establecido una relación de confianza e incluso cierta amistad.

La cosa empezó de la forma más inocente. El 22 de octubre de 2007, cuando el conductor trasladaba al joven al instituto, sobre las ocho y media de la mañana, le ofreció comprarle un décimo de lotería en «La Bruixa d'Or» de Sort (Lérida). Ese mismo día quedaron por la tarde y el adolescente, que ahora es mayor de edad, le entregó 20 euros.

Sólo cuatro días después, el 26 de octubre, el conductor se presentó a la puerta del instituto sobre las dos de la tarde. Allí esperó a que el menor saliese del instituto y le dijo que esos días estaba de baja por depresión. De alguna forma logró convencer al chico para que le entregase 100 euros más para comprar lotería. Como el chófer vio que el chico llevaba en la cartera 120 euros, se las arregló para llevarse todo el dinero.

La avidez del conductor no tenía límites. Cuatro días después, el 30 de octubre, el hombre volvió a presentarse en el instituto, esta vez a la hora del recreo. Decía que venía del médico para coger la baja y aprovechó para pedir al menor 150 euros. No los tenía, pero el hombre, tras sacarle el número de móvil, lo convenció para que le dejase el dinero en un quiosco de Noreña. A cambio, él también le dejaría allí los décimos. A la mañana siguiente, el menor dejó el dinero metido en un sobre en el quiosco. Luego, tras salir del instituto, pasó por el establecimiento para ver si el conductor le había dejado los décimos, sin éxito.

Ya había conseguido sacar al menor 290 euros, pero no era suficiente. El 3 de noviembre, llamó al chico para pedirle 400 euros. Los necesitaba, según le dijo, «para ir en tren a Tarragona» y recoger los décimos. Quedaron en que el menor dejase las cantidades en varios días, en diferentes sobres, en el mismo quiosco. Uno de esos días, el hombre llamó al menor para recriminarle que no le había dejado todo el dinero prometido.

Diez días después, el chófer se presentó en el instituto del joven y le hizo salir de clase. Traía malas noticias. Había viajado «a Tarragona, pero no le habían dado la lotería». Necesitaba ahora otros 300 euros para viajar de nuevo a coger los décimos. Al día siguiente, 14 de noviembre, el chico le entregó el dinero, pero un día después, el 15 de noviembre, el chófer volvió a llamar al chico para decirle que necesitaba 650 o 700 euros, que «ya lo tenía todo arreglado». Se presentó al día siguiente en el instituto, a la hora del recreo, donde el menor se los entregó religiosamente.

Sólo dos días después, el hombre volvió a llamar al adolescente, reclamándole esta vez 400 euros. El menor le dijo que no tenía más dinero y le colgó el teléfono. Al día siguiente se presentó por la mañana en el instituto y le exigió el dinero al chico, amenazándolo con que se iba a enterar. Días después, el 21 de noviembre, volvió a llamar al menor, que estaba con su padre y accedió a darle el dinero. Al día siguiente, mientras denunciaba los hechos ante la Guardia Civil de Noreña, el hombre lo llamó de nuevo, para pedirle 500 euros. De acuerdo con la Guardia Civil, quedaron en Parque Principado para esa tarde, pero un poco antes, el padre supo que el conductor estaba en la estación de autobuses de Lugones buscando a su hijo, por lo que avisó a los agentes. Allí mismo lo detuvieron.