Covadonga / Amieva,

J. A. ARDURA / L. BLANCO

La reivindicación de la esencia cristiana de Covadonga, el ofrecimiento de colaboración leal al nuevo Gobierno del Principado y la preocupación por los jóvenes fueron los principales mensajes de la homilía del arzobispo, Jesús Sanz Montes, en la eucaristía que presidió ayer en la basílica y que contó por primera vez con la presencia de Francisco Álvarez-Cascos como presidente del Principado, además de con otras autoridades regionales y locales. El santuario mariano de Cangas de Onís se convirtió así un año más en el alma del Día de Asturias, que en esta ocasión vivió el resto de las celebraciones institucionales en el concejo vecino de Amieva.

Sanz Montes, en su segunda homilía de la Santina, llamó la atención sobre «la denominación de origen» cristiana de Covadonga. «En medio de tanta belleza con innegable magia, en este rincón asturiano se guardan siglos de historia cristina. Y nos sabemos garantes celosos de lo que aquí se sigue narrando (...) Porque antes de tanto y antes de tantos, ya estaba Covadonga con esta historia netamente eclesial de un pueblo cristiano», reivindicó el prelado. Sanz Montes defendió la vocación de puertas abiertas del real sitio. «Covadonga tiene esa clara denominación de origen que hace de su belleza natural, de su historia creyente secular, un enclave especial de identidad cristiana sin que tenga murallas altivas o puertas cerradas. Sí, Covadonga es cristianamente exclusiva sin ser excluyente de nadie. De este modo celebramos con apertura de miras y sin poner precios extraños un lugar identitario», recalcó el Arzobispo.

Con Cascos siguiendo la misa de la Santina desde el banco de autoridades, junto al presidente de la Junta General, Fernando Goñi, y el delegado del Gobierno en Asturias, Antonio Trevín, el Arzobispo envió un mensaje al nuevo Ejecutivo regional: «Desde aquí le brindo mi mano (...) y en esta lealtad responsable que busca el bien de las personas estoy cierto, bien cierto, de que nos ayudaremos institucionalmente en este servicio común».

Sanz Montes, que presidió la eucaristía acompañado del arzobispo emérito, Gabino Díaz Merchán; del prefecto apostólico de Battambang (Camboya), el padre Kike Figaredo, así como del abad del santuario mariano, Juan José Tuñón, y dieciocho sacerdotes más, entre los que se encontraban el vicario general, Jorge Fernández Sangrador, y el vicario de la zona Gijón-Oriente, Adolfo Mariño, quiso hacer una mención al sínodo que concluirá el 10 de diciembre en la catedral de Oviedo, una oportunidad, dijo, para «caminar juntos» ante «un mundo plural y diferente (...), conociendo la realidad que tenemos delante». El Arzobispo dedicó la parte final de su reflexión a los jóvenes, con los que compartió una vigilia de oración en la explanada de Covadonga en la noche del pasado miércoles. Llegado a ese punto, Sanz Montes recordó las «vibrantes» palabras del Papa en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid y no fue ajeno a la situación actual de «muchos jóvenes que miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro». Y lanzó un mensaje a todos aquellos que «sufren en sí mismos la discriminación» por sus creencias cristianas: «Que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor». El Arzobispo concluyó su homilía pidiendo a la Santina que «nos siga acompañando en la reconquista de lo que es bello, lo que es digno, lo que es bueno y verdadero. Más tarde agradeció la labor de la Escolanía de Covadonga, dirigida por Jorge de la Vega.

Los parroquianos y parroquianas llegados desde Colunga realzaron con sus cantos, al son de panderetas, la ofrenda del ramo en el interior de la basílica y abrieron con el grupo folclórico «Xagardúa» la procesión que, como es tradicional, llegó hasta la cueva, en cuyas inmediaciones aguardaba la Banda de Gaitas «Ciudad de Cangas de Onís».

Cascos rompió ayer con la costumbre de su predecesor, Vicente Álvarez Areces, de hacer declaraciones tras el acto religioso. Más tarde, en Amieva, manifestó que «enlazar tradición histórica y religiosa con una política nacida del Estatuto de Autonomía es un paso adelante», calificó de «acierto» el reparto de la romería y la fiesta religiosa, aunque agradeció el gesto de Cangas de Onís de ofrecerse como sede fija, y sobre las ausencias socialistas en el acto religioso afirmó que «cada uno sabe dónde debe estar en cada momento».