Asturias volverá a las urnas el próximo día 25 de marzo. El presidente del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, firmó ayer el decreto de disolución del Parlamento asturiano y la convocatoria de nuevas elecciones autonómicas a celebrar en la citada fecha. Cascos, que tomó posesión como presidente regional el pasado 16 de julio, cierra así poco más de medio año de gobierno en el Principado, seis meses en los que ha mantenido enfrentamientos a todos los niveles (políticos, empresariales, sindicales, con medios de comunicación) y en los que ha sido incapaz de tejer un acuerdo político que diera estabilidad a su débil gobierno, sujetado por tan sólo 16 diputados de los 45 que componen la Junta.

Álvarez-Cascos deja el Gobierno porque, según explicó, hay «un complot parlamentario de PP y PSOE» para rechazar su Presupuesto e imponerle «mediante prórroga el insolvente e inservible presupuesto anterior». Hace escasas fechas había asegurado que podía gobernar pese a la oposición. Como ya hizo en otras ocasiones durante estos meses de Gobierno, Cascos sitúa en el eje de sus males una hipotética alianza entre PSOE y PP, si bien su Presupuesto también ha sido rechazado y duramente criticado -fue tildado de «irreal»- por IU, los sindicatos, la patronal y hasta fuerzas extraparlamentarias como UPyD. Cascos logró el consenso, pero en su contra. Hasta el Ministerio de Hacienda puso pegas a las cuentas regionales al considerar que no cumplían el objetivo de déficit. El Presupuesto casquista crecía un 1,82 respecto al del año pasado cuando la previsión de los principales organismos -Fondo Monetario Internacional y Banco de España- es que la economía se contraiga punto y medio este año.

«El Presupuesto es el libro de cabecera de un gobierno para la legislatura. Sin Presupuesto no hay programa de gobierno y el programa de gobierno cuantificado es el Presupuesto», señaló Cascos que el pasado viernes ordenó a su Gobierno que ajustase las cuentas al objetivo de déficit: Sanidad, Bienestar Social y Educación ya habían presentado sus ajustes.

«Tres elecciones en diez meses son demasiadas, los gobiernos deberían trabajar», afirma Rajoy

Con unas consejerías imbuidas en la adecuación del Presupuesto al escenario de recesión, con una reunión prevista, en la misma tarde de ayer, para negociar la concertación con los sindicatos, Cascos dio, fiel a su estilo, de sopetón, por suspendidas la actividad de su Gobierno y optó por convocar elecciones. Hubo directores generales que reconocieron haberse enterado de la nueva cita electoral por los medios de comunicación.

Atacando a PP y PSOE, especialmente a su antiguo partido, con el que mantiene una guerra a muerte desde que rechazó nombrarle candidato en Asturias en las autonómicas de mayo del año pasado, Cascos se envolvió de nuevo en la bandera de Asturias para asegurar que todas las decisiones que está adoptando son por el bien de los asturianos. «Es impracticable enfrentarse a una alianza entre PP y PSOE con mayoría absoluta sólo para impedir gobernar», señaló, para afirmar que «faltaría a la verdad, la decencia y la dignidad» si siguiera adelante en este «viaje sin rumbo que sepultaría a Asturias». Cascos defendió su proyecto presupuestario y subrayó que la prórroga de las cuentas, que hasta hace unos días no le resultaba impedimento para gobernar, «equivale a un suicidio, a la quiebra del Estado del bienestar, al empobrecimiento y al pan para hoy y hambre para mañana». El Presidente criticó que el PP hubiera forzado ahora, con su rechazo a las cuentas casquistas, una prórroga de un Presupuesto que rechazó cuando lo presentó Areces. En el PP consideran que el de Cascos -con una previsión de ingresos más inflada que la de Areces, una reducción de ayudas a los emprendedores y una fuerte caída de la inversión- era un presupuesto «inasumible».

Tras la rueda de prensa en la que anunció el adelanto electoral, el presidente asturiano inició una ronda mediática por radios y televisiones para denunciar la pinza PP-PSOE. Sobre ello, opinó ayer Mariano Rajoy, presidente del PP. «Cascos dice que convoca elecciones harto de que el PP y el PSOE le hagan la puñeta», le preguntó a Rajoy una periodista. El gallego dudó: «No creo que Cascos haya empleado esa expresión». «Sí, sí, dijo eso», dijo la reportera. Visiblemente sorprendido, Rajoy señaló: «Pues creo que tres elecciones en Asturias en sólo diez meses son demasiadas. Los gobiernos deberían trabajar duro y bien para resolver los problemas».

La incapacidad para alcanzar un acuerdo político supone que Asturias sea la primera región no histórica que adelanta elecciones. Ha sido más fácil apelar a las urnas y meterse de nuevo en subvenciones y gastos millonarios que sentarse a negociar un pacto por la estabilidad. La Federación Asturiana de Empresarios ya advirtió ayer de que la nueva convocatoria electoral hará que se pierda un año en la negociación de acuerdos fundamentales para el Principado, un año en plena crisis. Mientras, el PSOE culpó de la situación a la falta de entendimiento de una derecha entregada a las disputas personales. UPyD apuntó en la misma dirección. IU, por su parte, señaló a la incapacidad de Cascos para buscar cualquier tipo de acuerdo. El PP hizo lo propio a pesar, según aseguró, de su predisposición para el diálogo con el Gobierno.

Cascos, que no aclaró si repetirá como candidato, arriesga y aboca a la región a nuevas elecciones el próximo 25 de marzo, el mismo día que se celebran los comicios andaluces. Pilla a PSOE y PP en plenos procesos congresuales. Los socialistas anunciaron ayer mismo que aparcan el regional. Está por ver si la jugada del presidente regional se traduce en un mapa parlamentario que asegure la gobernabilidad o se repite escenario.