Oviedo / Madrid,

Pablo GALLEGO / Efe

Hacía más de un año que no se veían, salvo el día que se cruzaron por la calle. Ayer el líder de Foro y presidente del Principado en funciones, Francisco Álvarez-Cascos, y la presidenta del PP de Asturias, Mercedes Fernández, volvieron a encontrarse. Fue en la Junta General del Principado, donde Álvarez-Cascos y Fernández -hoy enfrentados tras décadas de estrecha colaboración- iniciaron la negociación que podría dar a los partidos del centro-derecha, con el apoyo de UPyD mediante, la Presidencia del Principado. En la rueda de prensa posterior al encuentro, Cascos afirmó que su objetivo era darle a Asturias un Gobierno «de cambio», y que en el acuerdo estaba abierto «a todas las posibilidades», sin excluir darle al PP la Presidencia del Principado. Pero los populares desconfían.

Mercedes Fernández afirma que, durante la conversación, Cascos fue mucho más impreciso. También que en ningún momento se trató la posibilidad de que, en aras de un posible acuerdo, ella pudiese ser la nueva líder del Ejecutivo regional. Incluso la dirección nacional del PP ha dicho ya que la propuesta del líder de Foro, recibida con escepticismo por los dirigentes populares, no parece «muy seria», a tenor de las maniobras de Cascos durante el último año, siempre «en contra del Partido Popular», afirman. El acuerdo, sentencian, parece remoto.

El escrutinio del voto de los asturianos en el exterior fue el detonante de la llamada telefónica que motivó el encuentro de ayer. Hasta ese momento Foro y el PP sumaban, por sí solos, 23 de los 45 diputados de la Junta General, mayoría absoluta, y Cascos no había hecho ningún movimiento. Pero la pérdida de un escaño, que los emigrantes dieron al PSOE, hace que el partido de Álvarez-Cascos no sólo dependa ahora del apoyo del PP, sino también del voto de UPyD, para mantenerse al frente del Ejecutivo asturiano. El escenario se complicaba y la maquinaria se puso entonces en marcha. Mercedes Fernández afirmó tras su reunión con Cascos que lo que ha cambiado es «el resultado electoral», no la actitud del candidato de Foro, que ella no entró a valorar.

Francisco Álvarez-Cascos recibió a Mercedes Fernández, Cherines, al filo de las once y media de la mañana, en el salón Campomanes de la Junta General. El mismo escenario en el que, el 1 de junio del año pasado, se reunió con la entonces candidata del PP, Isabel Pérez-Espinosa. Fernández llegó al encuentro acompañada por el presidente del Parlamento asturiano y secretario general del PP de Asturias, Fernando Goñi. El primer contacto fue un frío saludo, apenas un «hola», y un leve apretón de manos sin mirarse a los ojos. Después, el posado para los fotógrafos: ella, sonriente, aguantó el tipo; él, quizá más nervioso, se frotaba las manos. Ya sentados, siguieron sin mirarse, y a las doce menos veinticinco la puerta se cerró. Estuvieron solos.

Poco más de una hora después, Álvarez-Cascos explicaba en la sala de prensa de la Junta que el objetivo de la reunión había sido «iniciar la ronda de conversaciones que, a partir del acuerdo de la comisión directiva de Foro, nos habíamos comprometido a emprender». El presidente en funciones explicó que había puesto sobre la mesa «un esquema semejante» al del año pasado. En él, continuó, se contemplarían tres escenarios posibles: el parlamentario, vinculado con la constitución de la Junta y la designación de sus representantes institucionales; el de Gobierno, con «acuerdos de legislatura» o compartiendo Ejecutivo con el Partido Popular; y el programático.

Cascos se refirió a éste último como el más importante, en el que ambos partidos tendrían que hacer las «concesiones razonables» para que Foro y el PP se sintieran «solidariamente comprometidos». Sería un programa «de cambio», añadió, «para poder garantizar un cambio de destino» frente a la «decadencia», dijo, en la que Asturias vive hoy. Sobre el asunto de la Presidencia, que ya había adelantado el día anterior en una entrevista televisada, Cascos aseguró que no había nada «descartado», salvo que el programa tenía que ser «de cambio», «reformista y no inmovilista. «Todo lo demás se puede contemplar», insistió.

Mercedes Fernández habló en el rellano donde termina la escalera central de la Junta. Aún no ha recogido su acta de diputada regional, por lo que no puede utilizar las dependencias del Parlamento asturiano. Su mensaje, que el PP trabaja para que Asturias «tenga un Gobierno estable, que esté a la altura de las circunstancias».

Aunque las reuniones que los diferentes líderes políticos celebran en la Junta General para negociar posibles pactos de gobierno siempre despiertan expectación, la de ayer desbordó las previsiones políticas. No sólo por lo apretado del resultado electoral, con las fuerzas de la derecha y la izquierda empatadas a 22 escaños, sino por el morbo de la cita. Cuatro cámaras de televisión, una nube de fotógrafos y más de una decena de periodistas asistieron al reencuentro entre el presidente en funciones del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, y la nueva líder del PP de Asturias, Mercedes Fernández. Los antiguos colaboradores se sentaron frente a frente, pero sin apenas mirarse (en la foto).