Aunque la política haga extraños compañeros de cama, sobre todo si son de familia mal avenida, más molesto que unos pies fríos puede llegar a ser una piedra de carbón, en forma de fondos mineros. Foro Asturias, que enarboló la bandera de la defensa de las ayudas del Plan de la Minería, sin eludir severas críticas al Gobierno de Rajoy e iniciativas parlamentarias contra el Partido Popular en el Congreso, parece dispuesto a arriarla con las primeras ráfagas de la negociación por el Principado, en aras de facilitar un entendimiento con el PP. Hay sapos difíciles de tragar y los fondos mineros pueden convertirse en uno muy grande y de muy difícil digestión.

La diputada regional de Foro Asturias, Cristina Coto, acaba de afirmar que la eliminación o reducción a su mínima expresión de los fondos mineros en los Presupuestos del Estado no será «un punto de fricción» en su negociación con el PP. Partido que llega a interpretar que Cascos renunciará a pleitear con el Gobierno central por estas ayudas, como anunció hasta la extenuación por toda Asturias durante la pasada campaña electoral.

Foro argumentó que eliminar los fondos mineros suponía un fraude al romper el contrato suscrito con la firma de los planes de la minería; también consideraba que quebraba el principio de solidaridad territorial, y, además, conllevaba la pérdida de 783 irrenunciables millones de euros para Asturias. Con estos fundamentos, el diputado de Foro en el Congreso, Enrique Álvarez Sostres, presentó iniciativas contra la medida del Gobierno de Rajoy. Es más, el propio Ejecutivo que dirige Francisco Álvarez-Cascos encargó a un despacho de abogados la preparación de una demanda contencioso-administrativa para recuperar las inversiones mineras. Pasó de la amenaza a los hechos.

No estamos, por tanto, ante una mera promesa electoral expuesta a vuela pluma en un mitin cualquiera. Si Cascos renuncia a los fondos mineros, habrá dinamitado uno de los pilares de su campaña y traicionará a los votantes que confiaron en sus promesas. De un plumazo, al socaire del primer viento negociador, volarán los cientos de millones que tanto afirmó defender. Además, qué garantías puede tener el PP de que no vuelva a dar un golpe de timón, abrace de nuevo la bandera de los fondos, ataque otra vez a Rajoy y le deje en evidencia: donde dije digo, digo Diego, y doble traición.

Para contradecir el inicio de este artículo, Groucho Marx sentenció: «La política no hace extraños compañeros de cama. El matrimonio sí». Imagínense si éste se consuma.