Candidato del PSOE a la Presidencia del Principado

Oviedo, Álvaro FAES

A Javier Fernández (Mieres, 1948), la convocatoria adelantada de elecciones le cogió en las primeras doscientas páginas de un libro de mil sobre la historia del cristianismo. En ese instante supo que esa obra debía esperar a otro momento. Lo aparcó y se puso manos a la obra. Se enfrascó en una agotadora campaña electoral y recuperó parte del terreno perdido en la anterior consulta. Ganó y despejo las dudas sobre su liderazgo. El resultado fue tan apretado que, además del tradicional apoyo de Izquierda Unida, necesita también el consentimiento de UPyD. Dice, reflexivo, que todo va por el buen camino. A pesar de que el acuerdo entre Foro y el Partido Popular le haya podido pillar por sorpresa, ya piensa como presidente y avanza la importancia de cuidar el tejido industrial como la mejor vía para acabar con el paro y garantizar los servicios públicos esenciales. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA en Oviedo, en su despacho de la Federación Socialista Asturiana. La conversación es relajada pero muy medida. Javier quiere ser presidente.

-¿Estoy sentado frente al próximo presidente del Principado de Asturias?

-Aún no lo sé. Para que eso se pueda afirmar se necesita el apoyo de veintitrés diputados.

-Le falta uno y se lo puede dar el voto de UPyD. Imagine que soy Ignacio Prendes. Convénzame para que le dé mi apoyo.

-Somos la opción ganadora, tenemos candidato y contamos con veintidós diputados. Y estamos de acuerdo en todo lo esencial, lo que tiene que ver con las condiciones para generar empleo o el mantenimiento de los servicios públicos universales.

-Sigo en la piel de Prendes. Dudo si entregar mi voto a la derecha.

-Hable con ellos. Si no sabe quién va a ser el candidato, o si lo va a ser el que ha gobernado estos meses, o la representante de la tercera fuerza en las últimas elecciones... No es una pregunta para mí.

-¿Cómo van las negociaciones con UPyD?

-Bien. Es una negociación normal, con propuestas claras que se conocen en la sociedad. Nos han hecho llegar sus pretensiones, hemos respondido con nuestros planteamientos y avanzamos por ese camino. No es una negociación secreta.

-¿Lo dice por las conversaciones entre Foro y el Partido Popular?

-No tienen candidato y se trata de una negociación opaca, como si estuvieran instalados sobre islotes de mutuas sospechas. Los ciudadanos no entienden por qué estos acuerdos son secretos.

-¿Le sorprende que ahora la derecha anuncie un pacto que no lograron alcanzar hace menos de un año?

-Si me quedara capacidad de sorpresa, lo estaría mucho al ver lo que ocurre entre estas dos facciones de la derecha. Pero lo asumo ya con cierta naturalidad, aunque, afrontándolo desde la lógica resulta chocante. No olvido a Mercedes Fernández diciendo en campaña que no se le podía conceder otra oportunidad a quien había desperdiciado la primera. No me extraña que lleguen a un acuerdo, sus apuestas de programa son idénticas, pero ¿se puede llegar a un pacto sin saber quién encabezará la candidatura?

-Volvamos a UPyD. Dice que coinciden con ellos en lo fundamental, pero también hay discrepancias importantes. ¿Qué me dice de la fusión de concejos que piden? ¿No sería más sencillo afrontar una gestión común de servicios?

-Posiblemente. No estamos ante un problema que en Asturias tenga la dimensión de otros lugares de España. Y no hay más que mirar el mapa para confirmarlo. Puede ser un proceso conflictivo en un momento en que tenemos otras prioridades muy claras, aunque no me cierro a la racionalización del mapa municipal.

-También el partido magenta exige una circunscripción electoral única contra las tres actuales.

-Tengo reticencias en este asunto. Creo que para tomar una decisión de esta naturaleza no basta con que nos pongamos de acuerdo 23 diputados. Es un cambio que habría que afrontar con el mayor consenso posible.

Asturias y socialismo

En la mesa auxiliar de su despacho, Javier Fernández habla bajo dos cuadros que le definen. Un retrato de Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista, y una fotografía del entorno del Cabo Peñas. El escritorio principal rebosa libros y documentos. Devora ensayo y novela sin discriminar, y acaba de terminar «Como el agua que fluye» de Marguerite Yourcenar, relatos de la Europa del siglo XVII. También tira de libro electrónico y de una tableta sepultada entre papeles. «Vivíamos más tranquilos sin las redes sociales».