Villaviciosa, Á. F.

Antes de meterse de lleno en el mitin de Pravia, Alfredo Pérez Rubalcaba acompañó en Villaviciosa al candidato socialista a la Presidencia del Principado, Javier Fernández. Fue un paseo amable, muy de campaña, con saludos, sonrisas y promesas. «Ponte en contacto con nosotros», le dijo Rubalcaba con gesto sereno y paciencia infinita a un espontáneo que tiró del socorrido «qué hay de lo mío» a la puerta de la plaza de abastos de la villa. Eran las jornadas de les fabes y Rubalcaba no se dejó un solo puesto por visitar. Se gastó un par de euros en galletas y otros diez en un queso a la sidra. Cayó también un culín y la deliciosa prueba de fabada en una cazuelita. Javier Fernández se hizo con otro queso, ahumado de cabra. Visitaron la mayoría de puestos y se lanzaron a la carretera porque el reloj apretaba y la cita en Pravia era importante.

Si en Villaviciosa se presentaron con una puntualidad exquisita, la llegada a la villa praviana fue igual de rigurosa. Esperaban unos 500 simpatizantes para obsequiarles con un recibimiento por todo lo alto. El vestíbulo rompió en aplausos con Rubalcaba y Fernández, que a duras penas se abrían paso entre besos y abrazos.

En primera fila, Vicente Álvarez Areces. El ex presidente y ahora senador, saludó al tendido en pleno mitin cuando Rubalcaba le señaló como ejemplo de «gobernante austero».