Decía don Miguel de Unamuno que es con los recuerdos con lo que construimos nuestras esperanzas. Podéis imaginar cuántos recuerdos guardamos en nuestra memoria de las horas inolvidables vividas en nuestra querida Asturias cada año con motivo de la entrega de este premio, de esta hermosa iniciativa de nuestra Fundación.

Bueño se suma hoy a la lista de los lugares hermosísimos que hemos tenido la oportunidad de visitar: villas, pueblos y aldeas entrañables en los que hemos disfrutado del cariño y del carácter abierto y generoso de sus habitantes, que tan profundamente os caracteriza a los asturianos y, al mismo tiempo, en los que hemos compartido preocupaciones y esperanzas.

Las dificultades que estamos viviendo los españoles derivadas de la crisis económica, siendo tan preocupantes, no pueden desviarnos de lo que significa la prosperidad de una nación, de una región o, incluso, de un pueblín como Bueño. Para comprenderla y valorarla es también imprescindible saber cómo se vive allí, la autenticidad de sus instituciones, cómo se distribuyen los recursos, la calidad de sus servicios médicos, el nivel de la educación. Hay que conocer también la dignidad en que se desenvuelve el trabajo, las relaciones en el seno de las empresas y entre las gentes, la libertad con la que se relacionan políticamente, cómo crean, imaginan y emprenden para hacer un mundo mejor.

En definitiva, la crisis económica es un problema grave y nos preocupa a todos. Pero no hay que olvidar que hay otros valores que, especialmente en estos tiempos, es preciso poner de relieve y preservar como el mejor patrimonio. Como señala la gran filósofa premiada ayer Martha Nussbaum, para conocer el verdadero estado de nuestras vidas o de nuestra forma de vivir, para conocer los valores verdaderamente decisivos, hay que saber cómo se permite a las personas imaginar, maravillarse, sentir emociones como el amor, la amistad, la fraternidad y la gratitud, que presuponen esta gran verdad: que la vida es más que un conjunto de relaciones comerciales.

De todos esos importantes valores, destacan en vosotros el compromiso por progresar de la mejor manera, vuestro amor a la tierra y vuestro interés por la cultura, que es, como bien sabéis, el primer baluarte de la defensa de la libertad y de la lucha contra una de las enfermedades sociales más graves: la ignorancia. Y también destaca cómo vivís con plena consciencia -y de manera tan positiva y ejemplar- la fusión entre el pasado y el presente, entre la tradición y la modernidad.

Cuando el futuro deja de ser algo que descubrir y por lo que trabajar, cuando se le tiene miedo, desaparecen el entusiasmo y la ilusión, las ganas de crear y de emprender. Vosotros, los vecinos de Bueño, demostráis con vuestro afán por el porvenir y vuestros deseos de progreso que, aunque no es siempre fácil hacer realidad nuestros sueños, ideales y esperanzas, no es menos cierto que merece la pena intentarlo y vivir convencidos de que es posible lograrlo. Porque, como ha escrito un inolvidable poeta, todos los sueños pueden ser realidad si el sueño no se acaba.

No es fácil comprender la evolución del mundo en que vivimos y tampoco lo es prever su futuro. Ningún lugar, ningún conocimiento están hoy aislados. Cada uno está ligado al otro. Pero para acercarnos a los grandes problemas, para interpretar de forma más lúcida este mundo, es necesario que nos formemos, que estemos preparados para iluminar nuestro pensamiento, que tengamos sensibilidad para sentir, coraje para arriesgar, voluntad para resistir el desánimo, altruismo para compartir.

Asturias puede mirar confiada el futuro, a pesar de tan altos y difíciles obstáculos, pero ese futuro no será mejor que el presente si no lo construimos unidos, con sacrificios, esfuerzo, talento e imaginación. Valores que tenéis y que han cultivado con indudable éxito en todo el mundo los asturianos de la emigración, que han creado en tantas ocasiones verdaderos emporios de riqueza. Y lo saben los miles de jóvenes excelentemente formados que trabajan fuera de Asturias, pues regresarán, para contribuir al progreso de todos, con más experiencias y más conocimientos.

Disfrutando de la naturaleza tan rica, variada y hermosa de nuestra muy querida Asturias -aun con esta lluvia-, admirados por esas manchas de bosque que vemos a lo lejos y que en esta época se empiezan a dorar regalándonos imágenes de tanta belleza, quisiera ahora enviar un recuerdo solidario y de esperanza a los españoles que este año han sufrido los terribles y desoladores incendios forestales y lo han perdido todo en ellos. Con emoción quiero recordar también a los que, luchando heroicamente contra ellos, perdieron sus vidas y nos dejaron su valioso ejemplo de entrega y generosidad.

Los incendios son una desgracia, un mal contra el que llevamos luchando muchas décadas y que parece no querer abandonarnos nunca. Todos debemos contribuir a prevenirlos y unirnos para atajarlos, así como para ayudar a los damnificados a superar tanto daño. A vosotros, que conserváis con tanto cuidado y tanto cariño vuestros hórreos y vuestras flores, vuestras casas y vuestra forma de vida, os pido que mantengáis siempre bien despierto vuestro espíritu de lucha a favor de la naturaleza, de su conservación y de su cuidado.

Quisiera ahora recordar a todos los pueblos que han presentando su candidatura para este premio y animarles para que sigan trabajando por ser distinguidos como lo que ya son, ejemplares.

Y quiero agradecer al jurado su labor, que sé que no es fácil, y que realiza siempre con altura y responsabilidad.

Y a todos vosotros, vecinas y vecinos de Bueño, os reiteramos emocionadamente nuestra felicitación y también nuestra gratitud por vuestra acogida hoy tan cariñosa, que guardaremos para siempre en nuestros corazones.