Escepticismo y recelo. En el valle de la Zoreda existe la sensación de que la medalla de plata de Asturias concedida el pasado lunes por el Principado intenta poner paños calientes a las penurias derivadas de ser «vecinos» de las instalaciones de Cogersa, el vertedero al que van a parar y tratar los residuos de la región.

Los vecinos, repartidos entre los municipios centrales de Corvera, Carreño, Llanera y Gijón, contienen la alegría ante el premio, uno de las máximas distinciones asturianas. Como se desprende de sus comentarios, la cambiarían por el fin de los malos olores que padecen desde años a la puerta de casa.

«Muchos dirán que el Principado nos pasa la mano por encima para que no protestemos», asegura Luis Junquera, presidente de la Asociación «San Miguel» de Serín (Gijón). Con el resto de los colectivos del valle -Ambás y Tamón (Carreño), Campañones (Corvera) y Villardeveyo (Llanera)- recibirán el próximo ocho de septiembre la medalla por su «solidaridad» y «sacrificio» por tener que sufrir la presencia del basurero. «Un premio por sufridores sí, pero por solidaridad. Sufrimos a la fuerza porque nosotros no pedimos acoger a Cogersa», indica Manuel Antonio Pérez, ganadero de Serín.

Su vecino, José Luis Fernández no encuentra sentido a la medalla. «No sé que intentan reconocer. Si es nuestra lucha, no luchamos sólo por nuestro pueblo sino por todos los ciudadanos», ironiza, sabedor de que no es su guerra contra la nueva incineradora que el Principado pretende construir en la zona. «Una medalla no nos va a callar. Medallitas tengo muchas en casa», añade mientras otros vecinos asienten con la cabeza. Sí aceptan, en cambio, el reconocimiento por su sacrificio. Nada más. Ana Fernández no tiene pelos en la lengua: «Reconocen que nos meten la mierda dentro. Pues ya que lo reconocen, que nos arreglen algo», señala. La inquietud reina en el valle. La mayoría no considera casual que la distinción llegue justo tras el varapalo judicial del Tribunal Superior de Justicia de Asturias al plan de residuos que proyecta la incineradora. «Huele a chamusquina», insisten.

En Corvera, el presidente de la asociación vecinal «Amigos de Campañones», Alfredo García, uno de los escasos partidarios de la construcción de la incineradora que lleva años proyectada, expresa su satisfacción por el reconocimiento a la entidad, de la parroquia de Solís. Su deseo y el del resto de vecinos es lograr una solución a los problemas derivados de vivir junto al vertedero. «Hay que agradecer que se hayan fijado en nosotros. Esperamos que sirva para que los grupos políticos se pongan de acuerdo y traten de eliminar los malos olores», recalca.

Este veterano dirigente vecinal sostiene que los políticos no son conscientes de que el hedor proveniente del vertedero tiene en vilo a la población desde hace más de un lustro. «Son problemas que afectan a los pobres, si fuera un asunto de ricos ya estarían solucionados», dice.