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El salmón transgénico amenaza la pureza del ejemplar salvaje, alertan los expertos

Una empresa norteamericana inicia la cría industrial de huevos modificados genéticamente para venderlos luego a piscifactorías de todo el mundo

Salmones en pleno desove. Carbajal

El salmón transgénico -de crecimiento rápido para consumo humano- está un poco más cerca. La empresa estadounidense que lleva trabajando en este proyecto trece años acaba de lograr el permiso de las autoridades canadienses para cultivar a escala industrial en la isla del Príncipe Eduardo, en la costa atlántica, huevos de la especie modificados genéticamente. Su objetivo es venderlos luego a piscifactorías de todo el mundo. Para que el primer animal transgénico llegue a los supermercados es necesario todavía el visto bueno de la poderosa agencia alimentaria norteamericana, pero la empresa, AquaBounty Technologies, espera lograrlo.

Los salmones transgénicos se pueden comercializar en el plazo de año y medio, y no de tres como sucede con los naturales. Aunque está previsto que se críen en piscifactorías especiales, los expertos alertan de la posibilidad de que haya fugas de ejemplares y de que éstos entren en contacto son salmones salvajes, como los de Asturias, alterando su pureza. Existe, pues, el riesgo de que algún día salga un "campanu" transgénico. Además, también es posible que los ejemplares modificados sean más grandes y agresivos que el resto, lo que conllevaría serios problemas medioambientales en el caso de que salgan de las piscifactorías.

David Álvarez, biólogo de la Universidad de Oviedo, reconoce que es "probable" que haya escapes de salmones modificados y advierte de que el gran problema estriba en que acaben entrando en contacto con ejemplares salvajes, afectando a su pureza. "Se han detectado este tipo de problemas con animales criados en cautividad, así que el riesgo es evidente con los que sean modificados genéticamente", subraya. Los pescadores asturianos se han quejado reiteradamente de que los salmones que crecen en los criaderos de los fiordos noruegos han contagiado patologías graves a los ejemplares nacidos en libertad.

La clave fundamental está en impedir el contacto entre unos y otros. Así lo puso de manifiesto José Antonio Sánchez, profesor de Genética de la Universidad de Oviedo, cuando el proyecto estadounidense daba sus primeros pasos. Recomendó que la manipulación se aprovechara para introducir un gen específico que evite la reproducción. Y es que los expertos coinciden en que para autorizar cualquier proyecto como el que AquaBounty Technologies pretende llevar a cabo debe de exigirse como condición indispensable que todas las hembras sean estériles.

El experimentado pescador Celestino Pérez, del colectivo Las Mestas del Narcea y perfecto conocedor del salmón atlántico, no duda de que la cría de ejemplares modificados traerá consecuencias negativas para la población salvaje y que hasta se puede perder su genotipo. "Uno de los mayores problemas que tiene ahora el salmón es el de las patologías de los criados en cautividad en Noruega, y se agravará con el transgénico, ya que fugas habrá seguro", sentencia.

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