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Sin alas contra los temporales

Las cancelaciones de vuelos en el aeropuerto regional durante este año superan las de todo 2013 debido a los fuertes vientos y a las persistentes lluvias de las últimas semanas

La sucesión de borrascas que padeció Asturias en el mes de febrero provocó once cancelaciones de vuelos por vientos fuertes en el aeropuerto, cifra que ya está por encima de las nueve suspensiones que se registraron en todo el año pasado año por climatología adversa en la terminal. Se trata de la peor racha en Santiago del Monte desde que la erupción del volcán islandés Eyjafjalla obligara a cerrar buena parte del espacio aéreo europeo en 2010 y recuerda al período previo a la entrada en servicio -hace tres años- del sistema antiniebla ILS-III. Este dispositivo, pese a las suspicacias de los pilotos de Iberia, ha reducido a la mínima expresión las cancelaciones por baja visibilidad en el Principado.

Pero el viento huracanado de las últimas semanas no sólo conllevó la suspensión de esos nueve vuelos -de las compañías Iberia, Air Europa y Vueling- sino que también obligó a los pilotos a extremar las medidas de seguridad en las operaciones de aterrizaje y despegue; obligó al desvío de una aeronave a Madrid, tras abortar la maniobra de toma de tierra en el último momento y, además, mantuvo durante muchas horas el aeropuerto con el protocolo especial de actuaciones por vientos fuertes activado. Se trata de una alerta que salta cuando los servicios meteorológicos del aeródromo advierten de que se prevén rachas superiores a los 79,5 kilómetros por hora, es decir, el equivalente a 43 nudos.

Una vez activada la alerta meteorológica por viento, la dirección del aeropuerto pone en marcha con urgencia un protocolo de actuaciones que, en líneas generales, consiste en extremar la vigilancia y la supervisión para que todas las instalaciones y sistemas funcionen adecuadamente, asegurar la fijación de carritos, banderas, contenedores o vehículos de pequeño tamaño que pudieran ser arrastrados por la fuerza del aire, y suspender inmediatamente todas las obras o trabajos de mantenimiento. Además, también se reduce al máximo el movimiento de personas y equipos en las pistas, y, en casos extremos, cuando las rachas superan a los 123 kilómetros por hora, queda suspendido el uso de pasarelas para acceder a los aviones.

Además del de viento, Santiago del Monte dispone de otros protocolos especiales para casos de niebla, tormentas eléctricas, nieve, hielo y lluvia intensa. Todas las alertas, por lo general, se activan a partir de los avisos emitidos por los servicios meteorológicos de la propia terminal, en los que se concreta la hora prevista de aparición del fenómeno, su duración estimada y los valores máximos de la fuerza del viento, las precipitaciones o las temperaturas.

Con esta información en la mano, los responsables del aeródromo activan los protocolos de actuación, en los que intervienen desde los controladores aéreos, al personal de mantenimiento, pasando por los encargados de la limpieza y del combustible. Además, se traslada toda la información disponible a los servicios centrales de AENA en Madrid, desde donde se coordina en tiempo real el funcionamiento de la red aeroportuaria a través del denominado Centro de Gestión de Red H24. Para incrementar la seguridad, cuando están activas las alertas por meteorología adversa, también se intensifica la comunicación entre las tripulaciones y la torre de control, sobre todo en los instantes previos al aterrizaje. El objetivo primordial de que los pilotos tengan la máxima información para decidir si cancelan o no la operación.

El derivado de la niebla es, junto al del viento, el protocolo que se activa con mayor frecuencia en el aeropuerto. Se trata de un procedimiento delicado y complejo, que en su fase aguda entra en activo cuando la visibilidad horizontal es igual o inferior a 800 metros y la vertical no llega a los 65 metros. Esta alerta supone la suspensión de obras y actuaciones de mantenimiento, la retirada del personal y de los equipos de las zonas próximas a la pista, la prohibición del paso de vehículos al área restringida y el aviso a los servicios de salvamento y extinción de incendios para que estén listos para intervenir.

En todo caso, las cancelaciones por vuelos se han reducido de forma espectacular en Santiago del Monte desde que la terminal tiene operativo el sistema de guía para aterrizaje ILS-III, el mismo que hay en las terminales de Madrid y de Barcelona. En lo que va de año no se ha registrado ninguna suspensión por baja visibilidad y el año pasado hubo únicamente seis. Cuatro fueron de Iberia, cuyos aviones, por lo general, no hacen uso del ILS-III, y dos de Air Algerie, una compañía que no tiene vuelos regulares en Santiago del Monte. Las otras seis cancelaciones por meteorología adversa en 2013 estuvieron motivadas por lluvias intensas y por tormentas eléctricas.

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