Asturias despidió la Semana Santa con enormes retenciones de tráfico en el oriente de la región, en dirección a Cantabria. Hubo circulación lenta y con paradas durante buena parte de la jornada en los 24 kilómetros que separan la localidad llanisca de San Roque de la de Unquera, en Ribadedeva, ya en el límite interprovincial. Y tanto en la Autovía del Cantábrico como en la antigua carretera N-634. Con todo, lo más complicado se vivió en el tramo de la Transcantábrica que va desde San Roque a Vidiago, de unos 5 kilómetros de longitud. Ahí, el paso de la autovía a la carretera general provocó un efecto "embudo", con paradas casi continuas de hasta veinte minutos de duración.

Las obras de la Autovía del Cantábrico entre las localidades de El Peral y Bustio, en el concejo de Ribadedeva, unidas a la operación retorno de las vacaciones de Semana Santa, fundamentalmente hacia el País Vasco, donde ayer fue fiesta, generaron estas retenciones. La previsión de Fomento es que a finales de año esté abierta toda la Transcantábrica, por lo que la de ayer bien pudo ser la última gran "procesión" de Semana Santa en la red viaria asturiana.

Quienes vivieron un Vía Crucis retrasado al Domingo de Pascua fueron los cerca de 150 pasajeros, en su gran mayoría asturianos, de un vuelo charter de la compañía Enter Air entre el aeropuerto de Roma-Fiumicino y el Principado. Se vieron obligados a pasar la noche del domingo al lunes como buenamente pudieron en la terminal de la capital italiana, debido a la acción combinada de un retraso en el avión y el cierre nocturno de las instalaciones de Santiago del Monte.

La aeronave tenía previsto aterrizar en región a las once y media de la noche del domingo, pero no lo hizo hasta las siete y media de la mañana de ayer, tras despegar con una demora de ocho horas.

Uno de los viajeros afectados, el abogado ovetense Luis Nogueiro Arias, relata que los pasajeros facturaron el equipaje sin incidencia alguna antes de las ocho de tarde. Cuando ya se acercaba la hora del embarque, por la puerta C-08 de la terminal romana, los monitores informaron de un primer retraso. La salida del vuelo pasaba de las nueve y media a las once menos veinticinco de la noche. Fue "sin que nadie nos diera explicación alguna, ya que allí no había nadie de la compañía", apunta Nogueiro.

Poco después se produjo una segunda modificación horaria. El despegue se programó entonces para las doce menos cinco, algo que ya ponía en serio riesgo el propio vuelo. Y es que el aeropuerto de Asturias cierra a medianoche, aunque sus responsables se comprometieron a mantenerlo operativo dos horas más.

Sostiene Nogueiro que las tres personas de Enter Air que se acercaron al área de embarque cuando ya faltaban pocos minutos para la una de la madrugada no dieron ni una sola explicación a los pasajeros, limitándose a asegurarles que en unos veinte minutos entrarían al avión para despegar hacia Asturias. Pasada una hora, estos mismos empleados regresaron a la zona en la que estaban los ya indignados viajeros para informarles de que, como el aeropuerto de Asturias cierra por la noche, el despegue del avión se posponía hasta las cinco de la mañana, para llegar en torno a las siete y media, cuando la terminal de Santiago del Monte se encontrase operativa. "Hechas las gestiones oportunas, nos enteramos de que el avión que debería de llevarnos de Roma a Asturias a las nueve y media del domingo estaba volando a esa hora desde Madrid para buscarnos, por lo que nunca hubiera sido posible salir a las diez y media, como se marcó en el primer retraso, ni tampoco a las doce", afirma Nogueiro Arias.

Otro pasajero, Toño Velasco, lamenta que la empresa no les facilitara hotel, que todos los establecimientos de restauración del aeropuerto estaban cerrados y que los pasajeros, entre los que había niños y gente mayor, pasaron la noche como pudieron, algunos tirados en suelo. "Sólo nos dieron un bocadillo frío", apunta. El avilesino Fernando Valdés, otro de los afectados, también se queja de la falta de información y de que la compañía no ofreciera alguna alternativa para pasar la noche. Los pasajeros presentaron una reclamación conjunta.