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Los jefes de estación de Feve de once localidades asturianas dejan de prestar servicio

Los viajeros critican el cambio del personal ferroviario por empleados de una firma privada, dedicados a la venta de billetes

Trini Moro, en primer término, junto a Mónica Martínez, ayer, sacando un billete en la estación de Nava. M. MENÉNDEZ

La operadora Renfe inició ayer el proceso para suprimir el personal de circulación ferroviaria en once estaciones de la antigua Feve en Asturias, lo que, según los sindicatos, supone el paso previo al cierre de estas terminales, que quedarían totalmente automatizadas. Los trabajadores afectados, que serán trasladados a otros puestos dentro de la compañía, están siendo sustituidos por empleados de Ferroser, una filial de la empresa Ferrovial. "Únicamente se encargan de vender billetes y tienen orden de que lo principal es aprender a los viajeros a usar las máquinas expendedoras", subraya Luis Blanco, presidente del comité de empresa de Renfe Ancho Métrico, muy crítico con una decisión empresarial que, a su juicio, supondrá una nueva caída de usuarios del tren en Asturias, que ya va en picado desde hace años, y que es la antesala a la clausura definitiva de estas instalaciones.

Las estaciones afectadas por la medida son las de Pola de Siero, Nava, Pola de Laviana, Candás, Muros de Nalón, Grado, Mieres, Ablaña, Moreda, Cabañaquinta y Fuso de la Reina. Todas ellas están automatizadas que dependen del Control de Tráfico Centralizado (CTC) de El Berrón (Siero).

Los usuarios del tren no están nada conformes con la supresión del personal ferroviario en la estación de ferrocarril de Nava. Prefieren el trato humano del profesional de toda la vida a tener que ingeniárselas con una máquina para sacar el billete o renovar el abono. Yolanda Torga y María del Carmen Valles tomaban ayer un respiro en uno de los bancos de la estación tras un viaje. A la primera le parece "muy mal" el cambio, pues aunque considera que es "fácil" obtener el ticket tecleando una pantalla, reconoce que a ella, con su edad, se le "olvidan" los pasos que tiene que seguir. "Quiero más una persona de la compañía que una máquina", afirma tajante María del Carmen Valles, quien insiste en que le "parece mal" la decisión de la empresas. Ambas usuarias indican que utilizan el transporte público con asiduidad, principalmente para viajar a Oviedo.

Trini Moro y su hija Mónica Martínez esperaban ayer por la tarde en Nava la llegada del tren que las llevaría a Pola de Siero. A ellas también les parece "fatal" los cambios porque "si tienes que preguntar algo sobre la marcha de los trenes no hay a quién", afirma la madre. Admiten que ambas utilizan bastante este medio de transporte "por obligación", principalmente para comunicarse con la capital de Siero y con la del Principado. Creen que la principal dificultad que se encontrarán a partir de ahora es que no habrá nadie en la estación suficientemente capacitado para informarle sobre el retraso de los trenes o sobre otras incidencias, apunta Mónica Martínez.

El Gobierno del Principado también se ha posicionado en contra de los planes de Renfe para estas once estaciones. Según la consejera de Fomento, Belén Fernández, existe "una hoja de ruta oculta para el paulatino desmantelamiento del ferrocarril en Asturias".

Los usuarios de la estación del tren de cercanías de Pola de Siero tampoco están contentos con los cambios. Es el caso de Amador Muñiz, que viaja habitualmente a Oviedo, y que cree que se darán dificultades en muchas ocasiones. "Sobre todo, para las personas mayores, que no estamos acostumbradas al servicio automático; estoy seguro de que habrá problemas muchos días, cuando se estropeen las máquinas o cuando ocurran contratiempos". De la misma opinión es Alberto Marcos, natural de Bimenes, que utiliza el tren desde la estación de la Pola hasta Oviedo hasta cuatro veces al día, por la mañana y por la tarde, para ir a trabajar. "La medida me parece bastante mal, porque cuando te falta información a quien le preguntas es a la gente de la compañía que está en la estación; si no te enteras de los horarios, te suelen ayudar", opina. Marcos señala que la pantalla en la que aparece rotulada la información con los horarios -las llegadas y salidas de los trenes y los andenes en los que está cada convoy- se estropea muy a menudo. "Cada poco está mal y hay veces que tardan mucho en arreglarlo".

"No me parece bien, porque llega un momento en que no te enteras de nada y nadie te da la información; es complicado, sobre todo cuando se estropea la pantalla y no tienes datos de ningún tipo", señala otra viajera.

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