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JOSELE SÁNCHEZ | Escritor, autor de "Con la piel de cordero"

"Carrillo fue un genocida; este país merece quitarse la venda de los ojos"

"La Casa Real pactó con el líder comunista dejarle regresar a España y borrar su pasado político y personal a cambio del apoyo a Juan Carlos I"

Josele Sánchez, durante la presentación de su libro. NACHO OREJAS

Josele Sánchez (Bunyol, Valencia, 1964) está de gira por España promocionando una polémica novela, en la que desmonta (por no decir tritura) a una de las piezas clave de la Transición y de la historia del siglo XX en España, Santiago Carrillo. El periodista valenciano (que se define de izquierdas, pese a que en su juventud militó en Falange Española) llega a acusar al fallecido líder comunista de haber estrangulado con sus propias manos a su primera mujer, Asunción Sánchez Tudela, y haber enterrado el cuerpo en el jardín de la casa parisina de la Pasionaria. Pero no se queda ahí la maldad de Carrillo que emerge en "Con la piel de cordero": también le acusa de tener una participación directa en el asesinato de León Trotski; de haber participado en la condena a muerte de José Antonio Primo de Rivera, o de haber ordenado la muerte de 202 militantes comunistas en la posguerra, además del ya conocido episodio de los fusilamientos de Paracuellos del Jarama durante el conflicto bélico español.

-Usted dedica buena parte de su novela a vituperar a Carrillo. ¿De dónde le viene el interés por el personaje?

-Era una deuda pendiente con mi padre, que tenía una especial fijación con Carrillo. Cuando muere y veo las condolencias que le dedica toda la prensa y las televisiones, me puse a investigar, una tarea a la que he dedicado dos años. Este país merece que se le quite la venda de los ojos. Carrillo ha pasado a la posteridad como un demócrata, y ha sido un ser miserable, un genocida y, además, el principal culpable de los males que aquejan al PCE.

-Tal como lo describe, Carrillo parece el toro que mató a Manolete.

-A veces la realidad supera la ficción. Y no debo ir muy desacertado en lo que cuento, porque nadie se ha querellado.

-¿Se trata de una especie de ajuste de cuentas?

-No, porque yo no tengo ninguna deuda personal con él. Yo no soy de derechas, soy de izquierdas, no soy sospechoso de pertenecer a la extrema derecha.

-Militó usted, sin embargo, en Falange Española.

-Milité cuando tenía 22 años, hace treinta. Después fui miembro de IU, y ahora estoy cercano a Podemos y Ciudadanos. Mi libro no es una vendetta política. Me parece absurdo utilizar mi vieja militancia en política como arma arrojadiza.

-Una de sus afirmaciones es extremadamente dura: asegura que Carrillo estranguló a su primera mujer.

-No saco nada que no se supiera, aunque estuviera deliberadamente oculto. No sólo digo que Carrillo asesinó a su primera mujer: doy los nombres y apellidos de 202 militantes comunistas asesinados por orden suya, y que figuran como víctimas del franquismo. No he recibido ninguna querella, tampoco del hijo de Carrillo. Por algo será.

-¿Pero tiene pruebas de acusaciones tan graves? Carrillo no se puede defender.

-El episodio sobre Asunción Sánchez Tudela lo cuenta Enrique Líster en su libro "Así destruyó Carrillo el PCE". En el último capítulo, contaba cómo se libró Carrillo de su mujer Asunción Sánchez Tudela, Chon, que le había amenazado con revelar algunos secretos si la abandonaba. Líster habla de testigos presenciales y da lugares y fechas. Fernando Lara recibió presiones de la Casa Real para que suprimiera ese capítulo y lo quitó. Corría el año 1983 y estaba vigente el pacto alcanzado por Juan Carlos I con Carrillo: dejarle volver a España y borrar todo su pasado oscuro a cambio de que el Partido Comunista aceptara una transición pacífica a la monarquía. Hablamos de un momento en el que el PCE tenía un millón de militantes. Cuando publiqué la novela, Lara estaba vivo y Líster tiene un hijo. No he recibido ningún desmentido judicial a mis acusaciones.

-¿Qué le llevó a hacer una novela y no una biografía?

-A la verdad se puede llegar desde el historiador que investiga con métodos científicos o desde la investigación periodística. Podría haber hecho un ensayo, pero decidí que quería escribir una novela. Soy novelista: he creado un personaje de ficción, un periodista que narra los hechos desde un presente, la invasión de Irak. Salen personajes reales, como Arturo Pérez-Reverte y Alfonso Rojo. Me apoyo en un personaje de ficción, Marcos Larrazabal, que es el periodista que hubiera querido ser. Es un poco, salvando las distancias, la técnica que utiliza Benito Pérez Galdós en los "Episodios Nacionales", una historia novelada. Tiene su argumento de amor, de aventura y también su trama política. En un momento determinado de la novela este periodista investiga a Carrillo.

-¿No le da excesivo protagonismo en episodios como el del asesinato de Trotski?

-Carrillo fue adiestrado por la NKVD, antecesora de la KGB, y participó en la "operación Utka", dirigida por orden de Stalin para librarse de Trotski, que estaba en México. Carrillo siempre contó que abandonó España dejando a su mujer y a su hija enferma, pero es incierto: salió con ellas, la niña murió en La Habana, y él se puso al frente de la operación para matar a Trotski. Pero todo su pasado fue borrado en la Transición: quizá por eso al único exiliado al que no se le permite volver fue a Segundo Serrano Poncela, que fue "número dos" de Carrillo en las matanzas de Paracuellos. No convenía que hablara.

-¿Y en el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera?

-Hubo un intento de canje de rehenes de José Antonio por el hijo de Francisco Largo Caballero, que finalmente frustró Franco. Pero en el bando republicano hubo muchas presiones para no fusilar a José Antonio, también de sectores de la CNT. Hubo una reunión en Valencia, el 14 de noviembre, a la que asistieron García Oliver, Indalecio Prieto y Carrillo, como emisario de Stalin, que dijo que había que fusilarlo sí o sí.

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