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Consejera y Arzobispo, a la greña

El recurso judicial de la Iglesia contra la reducción del horario de Religión es el último capítulo de años de desencuentros

Jesús Sanz Montes junto a Ana González y el director de Patrimonio, Rodríguez Asensio, en la Catedral. MIKI LÓPEZ

Una cuestión ideológica. En eso parecen estar de acuerdo todos los actores de la polémica que desde hace meses enfrenta a la jerarquía eclesiástica asturiana y al Principado de Asturias. Si hay que poner rostro al desencuentro, no hay dudas al respecto: el arzobispo Jesús Sanz Montes y la consejera de Educación, Ana González.

El fin de curso escolar coincidió en Asturias con una serie de iniciativas del sector conservador de la enseñanza asturiana, muy crítico con los tres años de mandato de González. La red concertada, tanto patronal como sindicatos, se sumaron a esas críticas que en lo fundamental achacan a la consejera un "doble rasero" y un ataque al principio de igualdad de oportunidades para todos los alumnos.

La Iglesia llevando al juzgado al Gobierno regional. Nunca se había visto nada parecido, y en un contexto de cambio inminente. Tal parece no tanto una crítica a la consejera saliente como un aviso al consejero o consejera entrante. Porque, en el entorno sindical y profesional de ambas redes educativas, se da por hecho que Ana González no va a repetir. Meras suposiciones.

La Consejera y el Arzobispo no se llevan; salta a la vista. La ideología también afecta a lo personal. Aunque las partes lo nieguen de puertas para afuera, la escasa química influye a la hora de que el Arzobispado haya decidido pasar esta semana por el juzgado para demandar al poder político por "vulneración de derechos fundamentales de igualdad, no discriminación, libertad religiosa y libertad de elección" de las familias. Es un salto cualitativo aunque la iniciativa se circunscriba a un recurso contencioso administrativo contra el decreto del currículo de Bachillerato.

Asturias recortó horario lectivo de la asignatura de Religión en Primaria, ESO y Bachillerato para el próximo curso. El margen de maniobra de las comunidades autónomas en su adaptación a la Lomce fue aprovechado por la Consejería para dejar la Religión en una mínima expresión lectiva. Está en su derecho de organizar los currículos. La desaparición de la asignatura en segundo de Bachillerato cuenta, además, con el visto bueno del Consejo Consultivo, cuyos letrados estiman que no se vulneran los acuerdos con la Santa Sede, en vigor desde hace más de 35 años.

Sorprende en todo caso la apelación al poder judicial porque la oferta asturiana de Religión es igual o muy parecida a la de otras comunidades (las hay también con mayor oferta), sin que los arzobispados correspondientes hayan presentado demanda alguna. Asturias asegura que hay otras ocho autonomías sin asignatura de Religión en segundo de Bachillerato.

La demanda del Arzobispado se sustanció anteayer al unísono con la presentación de la segunda tanda de reclamaciones judiciales de padres de alumnos por el recorte a la Religión. Días atrás lo hicieron los profesores. Hay que hablar de coincidencia estratégica con el fin de curso.

Así lo entendieron muchos cuando Jesús Sanz Montes habló de "acoso y derribo" de la asignatura por parte de la Consejería. Lo hizo a primeros de mayo, y la Consejera le respondió recordándole que ella no era el diablo, sino alguien elegido democraticamente. "Por ahora creo que todavía no hay voto directo para la elección de arzobispos", apuntó.

A lo largo de estos tres años de mandato, a Ana González le echaron en cara, también desde su propio partido, cierta falta de contención verbal, en un área de gestión donde las cerillas se convierten en incendios a poco que se avive el viento de la polémica. En aquellas horas de vísperas de inicio de campaña electoral, el presidente nacional de la Concapa, Luis Carbonel, de visita por Asturias, también se pasó de frenada en alusión a la titular de la gestión de la enseñanza en el Principado: "Hay personas que odian la libertad, y la consejera de Educación es una de ellas. Suena como la Inquisición".

Pero tras el debate ideológico, por parte y parte, subyace un problema laboral de envergadura. La Plataforma Religión en la Escuela, el colectivo de enseñantes que ha tomado la iniciativa crítica, estima que una veintena de profesores de Religión se irán al paro en el próximo curso, que otros cuarenta entrarán en el ritmo de las medias jornadas, y que la sangría laboral se mantendrá en los próximos años.

Trabajan en Asturias unos doscientos profesores de la asignatura, a los que les paga la Administración regional y deben contar con el certificado de idoneidad por parte de la Iglesia. No son exactamente interinos, pero su situación se parece. Un colectivo que va a menos.

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