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Los asturianos que quieren vivir en el campo disparan la demanda de casas de aldea

La demanda de viviendas rurales sube un 80% en un año, según constatan las inmobiliarias | Las construcciones escasean, pese a haber pueblos enteros en venta

Una vivienda y un hórreo en una de las aldeas que se venden en el occidente asturiano por 500.000 euros.

Mucha demanda, pero muy poca oferta. Es la realidad que atraviesa el mercado de la vivienda en las zonas rurales asturianas, en pleno proceso de transformación según las inmobiliarias de la región, que aprecian un creciente interés por comprar casas de pueblo desde que comenzó el año. Elvira Facián, portavoz de uno de estos negocios, asegura que el incremento se traduce en un 80 por ciento más de llamadas que en 2014. "La gente está harta de vivir en una gran ciudad y quiere volver al campo. Estamos apreciando un cambio", afirma la especialista, que también vende aldeas enteras en el Principado a partir de 16.000 euros.

En medio de este auge, la oferta flojea. "Hay muy poca, y eso que un anuncio nos dura menos de una semana", expresa Eduardo de la Vega, de otra inmobiliaria. Los expertos achacan esta situación al rechazo del campesino a deshacerse de sus propiedades. "Hay una cierta resistencia a desprenderse de lo que es de uno en los pueblos", sostiene Felipe Fernández, catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Oviedo, que propone impulsar planes de intervención para mantener el patrimonio arquitectónico.

En esta misma línea se pronuncia el geólogo y especialista en medio rural Jaime Izquierdo, quien precisa que "el problema no es que no haya propiedades para poner en venta, sino que la mayoría están bloqueadas". Esto es así porque, en la mayoría de los casos, "los herederos son muchos y no se ponen de acuerdo o a que simplemente no se conocen", agrega. Todo ello hace que las aldeas de la región caminen de forma estrepitosa hacia la pérdida de población. Una tendencia que, a juicio de los expertos, podría frenarse si el Principado supiese sacar provecho de este nuevo "boom" por lo rural. "A lo mejor habría que plantearse hacer expropiaciones para evitar que las casas se viniesen abajo", comenta Izquierdo.

El gerente del grupo de desarrollo rural del Bajo Nalón, Juan Antonio Lázaro, propone aplicar algún tipo de incentivo fiscal que posibilite la conservación tanto de casas como de fincas. Una idea en absoluto descabellada, pues la estrategia para el medio rural asturiano, elaborada por un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo, ya la recoge. En concreto, pide establecer "incentivos que contribuyan a la fijación de la población" en los pueblos.

Esa medida ayudaría a concejos rurales como Taramundi a crecer en número de habitantes. Su alcalde, César Villabrille, aplaude el trabajo que realizan las inmobiliarias para reflotar los pueblos. "Nos interesa que se venda lo más posible para darles vida", opina. De hecho, Elvira Facián indica que las áreas más demandadas se concentran en el Occidente asturiano. "La mayoría nos pide una casa en la montaña, pero que al mismo tiempo no esté lejos del mar. Algunos llegan incluso con la idea de trabajar desde casa por las facilidades que hoy brinda Internet", explica.

El perfil del demandante, según sostiene Arcadio Díaz, responsable de una inmobiliaria en el Oriente, es un español que busca una primera vivienda en el campo o un cliente extranjero ya jubilado o a punto de hacerlo. "Hay mucha gente que viene de núcleos urbanos y le apetece vivir en plena naturaleza. En Asturias, eso es posible incluso estando cerca de la ciudad por las buenas comunicaciones", indica. Y asegura que, la coyuntura actual, es la mejor para adquirir una casa rural. "Una finca edificable cuesta ahora un 50 por ciento menos que en 2008. Ya hay gente que está aprovechando esta oportunidad", manifiesta.

Gonzalo Menéndez, de otra agencia del sector, asegura que los alquileres -rondan entre los 1.000 y 1.500 euros mensuales- superan hoy en día a las ventas, que se "están moviendo", pero no al ritmo que los responsables de inmobiliarias desearían. "Hay casas que llevan cinco años sin venderse porque los propietarios no ajustan los precios a la realidad. Y hoy el cliente ya no se tira a cualquier cosa, sino que se ciñe únicamente a lo que puede comprar", argumenta Arcadio Díaz. Por su parte, Claudia Pertierra, de otra inmobiliaria, dice que las ventas funcionan al mismo ritmo que el año pasado y, en su caso, la oferta es destacable. "Tenemos entre 600 y 700 casas en venta. Las más baratas cuestan 50.000 euros", señala.

Por sorprende que pueda parecer, en Asturias también se venden pueblos enteros que han quedado despoblados. En la región, hay unos 700 núcleos deshabitados, de los cuales más del 60 por ciento se localizan en concejos rurales. En algunas páginas webs especializadas, se pueden encontrar localidades de precios y gustos muy dispares. Por tan sólo 16.000 euros se puede adquirir una aldea en Vegadeo, dotada de 620 metros cuadrados, con dos casas por rehabilitar y prado. Por 89.000 euros se puede comprar otro pueblo en ese concejo con 5.350 metros cuadrados y dos viviendas. Más cara, 128.000 euros, saldría el núcleo rural que se oferta en Taramundi con más de 5.000 metros cuadrados de terreno, un piso con hórreo y una cuadra. Por último, una aldea con once edificaciones en el occidente asturiano y 3,5 hectáreas de finca costaría 500.000 euros. En estos casos, "los clientes suelen ser extranjeros, que restauran una casa y alquilan el resto a amigos o conocidos", concluye Elvira Facián. Todo un negocio en plena reconstrucción.

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