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HENRIETTE MAKILA MANGENDA | Misionera de Cristo en África

"En España, además de la crisis económica, se está sufriendo una crisis de fe"

"Tengo familiares que todavía me siguen echando en cara que me hiciese religiosa y me dicen que no valgo nada"

Henriette Makila Mangenda, en Javier (Navarra).

Henriette Makila Mangenda (República Democrática del Congo, 1977) es una religiosa y misionera de Cristo Jesús. El próximo sábado ofrece una conferencia en Covadonga, organizada por la Delegación de Misiones, para hablar del papel de las mujeres en África.

-¿Qué mensaje va a transmitir en su intervención en Covadonga?

-Compartir mi experiencia sobre la mujer africana a través de los años de trabajo realizado en Chad, Camerún y República Democrática del Congo por las misioneras de Cristo Jesús. La dignidad es el punto de partida para la mujer africana, un derecho fundamental.

-¿En qué situación se encuentra la mujer en África?

-En la mayoría de las culturas africanas la mujer se encarga de la educación de los hijos, de conseguir la comida y de cuidar de su salud. Por desgracia, la esperanza de vida es inferior a los 50 años, con muchas mujeres que todavía mueren en el parto. Últimamente las condiciones de la mujer están cambiando: ha pasado de ser ama de casa, ninguneada en un mundo machista, a administradora de la economía doméstica, emprendedora y con carreras universitarias. Es verdad que el camino para una total liberación aún es largo, con muchos obstáculos por delante.

-¿Por qué se ha producido este cambio?

-Debido a la globalización hay mujeres que han comenzado a estudiar. Sus familias han tomado conciencia y forman más a sus hijas. Las mujeres mismas ven a su alrededor que al hacerlo pueden vivir por si mismas. Y es que la cultura africana nos ha educado en que el chico siempre es superior y más inteligente. Una madre africana le da la responsabilidad de sus hermanos pequeños a la mujer, además de prepararle desde muy pronto el matrimonio. Sin embargo, los padres que han estudiado y tomado conciencia, así como varias asociaciones como las misioneras, ayudamos para que los niños vayan a la escuela.

-¿Con qué tipo de educación creció usted?

-Con la educación de que la chica no era nada. Entre nuestros hermanos, los dos chicos tenían que estudiar y las siete mujeres trabajar para casarse algún día. Por suerte he podido ser religiosa y estudiar, ya que no se trata sólo de los padres, hay todo un clan familiar detrás.

-¿Cómo decidió hacerse religiosa?

-Era joven y no quería casarme. En la parroquia pedí ayuda al cura, que me acercó a los misioneros de Cristo, pero muy poco a poco, porque yo tenía miedo de que mi padre se enterase, ya que te tiene que dar permiso para ser religiosa. Por suerte, el grupo de jóvenes en el que yo estaba fue hasta mi casa para intentar convencer a mi padre, que estuvo decidiendo durante dos días y al final aceptó. Mis tíos, cuando se enteraron, fueron a mi casa y le amenazaron mientras a mí me insultaban. Incluso ya habían buscado a un hombre para que se casase conmigo. Cuando voy allí de vacaciones o a algún evento familiar, 18 años después, me siguen echando en cara que tomase aquella decisión, y continúan diciéndome que no valgo nada.

-¿Qué situaciones delicadas con mujeres se ha encontrado durante estos años?

-En la parte de Camerún en la que estamos, trabajamos para que sean independientes y no sumisas, sin un marido que vaya a mandar y decidir todo por ellas. Allí, por ejemplo, una mujer que no da a luz es excluida. Nos hemos encontrado que las mujeres beben más que los hombres. Hacemos planificación familiar, muy necesaria.

-¿Se está produciendo una persecución sobre los cristianos en estas partes África?

-Las hermanas que quedan viven con miedo, no saben lo que les puede pasar. No es como antes, que había relaciones muy buenas con las religiones tradicionales. No sólo es cuestión de que maten a cristianos, es que matan a todos.

-Ahora que vive en España habrá comprobado cómo los jóvenes están cada vez más distanciados de la Iglesia...

-La realidad es que los abuelos y padres todavía tienen la fe, pero los jóvenes que vienen después... es un momento difícil. No sólo se ha sufrido una crisis económica, sino también ha habido una crisis de fe. En España se nota más, ya que al ser un país muy cristiano, vas el domingo a misa y sólo hay gente mayor, o ves que todas las monjas menos yo tienen el pelo blanco. En África, por ejemplo, las misas son una fiesta.

-El Papa Francisco ha defendido un mayor protagonismo de las mujeres dentro de la Iglesia. ¿Llegaremos a ver mujeres con cargos superiores?

-Las mujeres siempre colaboran en la iglesia. Yo hago lecturas, limpio y recojo las cosas de la iglesia. Cada uno tiene que hacer su trabajo y respetar el de los demás dentro de la Iglesia.

-¿Tiene ganas de volver a África?

-Sí, pero seguiré luchando en cualquier lugar del mundo por el papel de la mujer africana, porque llevo su misma sangre. Además, porque la televisión no cuenta estas cosas, hay que contarlas en primera persona.

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