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FRANCISCO JAVIER MAHÍA CORDERO | Responsable de ACCEM en Asturias

"Asturias acogió a 80 refugiados en 2014, 22 de ellos sirios; esto no es nuevo"

"Las imágenes de hacinamiento dan sensación de avalancha, pero no es así; carece de sentido tener miedo y pensar que van a quitar empleos"

Javier Mahía, ayer, en la sede de ACCEM en Asturias. MARCOS LEÓN

Javier Mahía es el responsable de ACCEM en Asturias, la única ONG de la región que cuenta con programas para refugiados. La actividad para esta organización es enorme estos días, pero nada nuevo, ya que desde hace 24 años trabaja con este problema.

-¿La Unión Europea está tardando en dar respuestas concretas a la llegada de estas personas?

-La Unión Europea debe tomar ya, con urgencia, cartas en el asunto y abordar esta crisis cuanto antes para evitar que continúe el sufrimiento de todas esas personas que buscan un lugar seguro donde se respeten los derechos humanos. La respuesta es tardía y lenta para una emergencia humanitaria que se veía venir. Ahora las decisiones se tienen que aplicar urgentemente. Ya sé que es muy difícil armonizar la política de tantos países en materia de asilo y migración, pero el coste en vidas humanas es enorme.

-¿Qué le parece la carga de la Policía húngara contra los refugiados sirios?

-No se puede perder la memoria histórica. Hungría vivió una dictadura durante el Telón de Acero tras la II Guerra Mundial y quiero pensar que es el Gobierno de ese país el que actúa de manera represiva y no respetando a las personas que están huyendo de un conflicto armado. Bruselas debe tomar cartas en el asunto de manera inmediata.

-¿Quizás es que ven en ese tipo de operaciones una respuesta a una avalancha a la que se teme?

-En la era de las nuevas tecnologías lo visibilizamos todo. Las imágenes con el hacinamiento de personas da sensación de avalancha, pero la UE tiene capacidad de sobra para absorber a los refugiados. No se puede ser alarmistas. Alemania en ese sentido se ha puesto a la cabeza y ha dado el paso.

-¿Quizá pensando más en su futuro y en su economía?

-Eso dicen los expertos. Es cierto que las tasas de demografía en Europa son muy bajas y supongo que también se habrá valorado eso. Pero el hecho es que Alemania ya está actuando en una acogida solidaria y presionando al resto de países.

-Bueno, la canciller Angela Merkel hizo llorar el pasado julio a una niña palestina por no evitar la deportación de sus padres...

-La fotografía de Aylan (Kurdi, el niño de 3 años cuyo cuerpo apareció en una playa de Turquía) ha removido las conciencias y los sentimientos. Es triste que tenga que ser así, pero ha supuesto un punto de inflexión respecto a lo que ocurría hace un mes.

-¿España y Asturias están preparados para recibir a miles de refugiados?

-Existen refugiados desde hace décadas. No es nada nuevo. Tenemos experiencia también en Asturias, donde acogimos a refugiados de la extinta Yugoslavia. Sabemos lo que hay que hacer y cómo hacerlo. Llevamos trabajando desde hace 24 años. Ahora el problema se focaliza en Siria, pero también trabajamos con refugiados de otros conflictos olvidados: Níger, República Centroafricana, el Congo, Ucrania, Venezuela... Siempre han estado ahí, lo que ocurre es que con Siria se ha generado mayor toma de conciencia. Pero mire, en 2014 ya pasaron por Asturias 80 refugiados, de los que 22 eran sirios.

-¿Cuántas personas calculan que llegarán ahora?

-No lo sabemos. Se tiene que ratificar el reparto definitivo en Bruselas y después, ya en España, negociar su distribución. Aún no sabemos nada. El Gobierno asturiano ha puesto en marcha una mesa para la coordinación de acogida donde ya estamos diseñando los principales ejes para el acogimiento. Pero hay que saber el número definitivo para dimensionar y distribuir a las personas que lleguen y, un aspecto importante también: la dotación económica, que debe ser suficiente para atender las necesidades y que el acogimiento se pueda hacer con garantías y buena coordinación.

-¿Cuál es el protocolo?

-Hay una primera fase de alojamiento en una vivienda de acogida, atención psicológica -vienen de vivir situaciones muy dramáticas y angustiosas-, y formativa en el entorno y el idioma. Este proceso dura entre seis y nueve meses. También se inicia el procedimiento jurídico de petición de asilo, que se puede prolongar entre nueve y quince meses. Y damos unas primeras pinceladas de formación para la inserción laboral. Luego se pasa a la fase de autonomía, que dura otros nueve meses. Nosotros seguimos apoyando y ayudando, pero esas personas reciben ayudas económicas para pagar el alquiler de una vivienda e integrarse en la población.

-¿Qué piensa cuando oye comentarios como que van a venir a quitar puestos de trabajo o a tener más derechos que los propios españoles?

-El primer planteamiento es que son refugiados, y la Convención de Ginebra dice que hay que darles acogida y que debemos ser solidarios. Pero es que no tiene ningún sentido tener miedo porque ya estamos conviviendo con refugiados y porque un país de 46 millones de habitantes tiene capacidad suficiente para albergar a 30.000 o 40.000 refugiados.

-Pero hay quien dice que España aún tiene muchos parados y no se ha salido de la crisis...

-No van a quitar puestos de trabajo y hay que pensar, además, que los que salen huyendo de aquel país en busca de un lugar seguro para ellos y sus familias, son los que económicamente pueden afrontar esa huida. Son los que más medios tienen. La inmensa mayoría, los más desfavorecidos, siguen en Siria o en los países limítrofes. En Libia hay refugiados un millón de sirios, y en Turquía dos millones, y aún quedan seis o siete millones de personas atrapadas en su país.

-¿Cuál es la solución a este conflicto?

-Hay que trabajar también en las causas que originan esos conflictos. Si los hay es porque hay muchos intereses, que en el caso de Siria son geopolíticos. En el Congo es el coltán, con el que se fabrican las baterías de litio de los móviles. Las personas que se van de un país es por necesidad. Nadie quiere dejar su casa.

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