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Las consecuencias de las revelaciones de LA NUEVA ESPAÑA

Caunedo, tocado; Aréstegui, hundido

Las presuntas corruptelas cogen al PP en plena sutura con Cascos, ayudan a "limpiar" Avilés y descolocan Oviedo

Caunedo, tocado; Aréstegui, hundido

El levantamiento del secreto del sumario del "caso Pokémon" cogió a la presidenta del PP asturiano, Mercedes Fernández, en un momento de euforia. Había comenzado a escenificar el fin de las hostilidades con Francisco Álvarez-Cascos que desgarraron a la derecha asturiana, cumpliendo el objetivo para el que había retornado a la política regional. Era un momento dulce que quedó agriado por las informaciones de LA NUEVA ESPAÑA, que desvelan parte del sumario judicial. Las investigaciones afectan a dos importantes cargos en el partido, al líder del PP ovetense y exalcalde, Agustín Iglesias Caunedo, y al presidente del PP avilesino, Joaquín Aréstegui. Ninguno de los dos está imputado, pero políticamente el primero de ellos ha quedado tocado, y el segundo, que ha sido forzado a dimitir por la presidenta del PP, ha quedado hundido.

A Iglesias Caunedo la presunta trama no le ha salpicado con igual intensidad que a Aréstegui (cuya vivienda fue registrada en agosto por orden judicial y al que se investiga por, supuestamente, haberse beneficiado de dinero, con un compromiso de pago por parte de la trama de hasta 360.000 euros), pero le ha dejado políticamente maltrecho. La palabra "putiferio" es una etiqueta que se despega mal de la espalda, y aunque él ha negado en redondo tanto tales gastos como los regalos en forma de viajes, por un valor global para todos los participantes de 33.000 euros (dice que pagó su parte), sus aclaraciones no han convencido completamente al partido. Mercedes Fernández le pidió explicaciones, él las dio, al partido no le acaban de parecer suficientes, pero parece que es difícil que la situación vaya más allá. Se trata de un hombre que hasta las elecciones de mayo tenía todas las cartas para ser el principal competidor de Mercedes Fernández por las riendas del PP. Preside un feudo muy fiel, la Junta Local de Oviedo, y tenía la Alcaldía de la capital, donde no se desempeñó nada mal. Cuenta además con unas excelentes relaciones entre los dirigentes jóvenes del partido, con los que se crió en Nuevas Generaciones. A Iglesias Caunedo ese panorama se le ha torcido, y mucho. Primero perdió, por un pacto sorpresa, el bastón de mando de la capital, y después se ha visto salpicado por una polémica muy fea, y que no se sabe a dónde puede llegar. No está imputado, aunque su imputación ha sido solicitada por el servicio de Vigilancia Aduanera. Caunedo espera resistir la marejada, y aunque no goza de las simpatías de la presidenta del PP, por ahora es poco lo que ésta está dispuesta a hacer. Ambos van un poco a tientas, ya que el PP no está personado en el caso, y no tienen idea alguna de qué es lo que ocultan los tomos de la investigación judicial sobre presunto "tráfico de influencias". Así que aunque le tenga ganas, parece poco probable que Mercedes Fernández se decida a hacer una intervención enérgica contra el exalcalde, cuya dimisión han pedido el resto de los partidos de Oviedo, incluido Ciudadanos.

Caso distinto es el de Joaquín Aréstegui. Mercedes Fernández consideraba que el exdiputado y presidente de la Junta local de Avilés era uno de los problemas que el PP debía solucionar. Tras no incluirlo en su primera candidatura a la Junta General en 2012, quedó relegado a Avilés. En julio, cuando se hizo público el registro de su vivienda por orden judicial, Mercedes Fernández le pidió que diera un paso atrás para no perjudicar al partido, pero Aréstegui alegó que no estaba imputado y pidió tiempo para resolver la situación. La última información sobre su supuesta implicación en la trama fue la gota que colmó el vaso. El sábado por la mañana, con la noticia sobre el caso en la primera página de este periódico, la presidenta del PP llamó a Aréstegui y le avisó de que si no presentaba su dimisión, el martes a más tardar el partido tomaría medidas. El ultimátum dio resultado, y a media tarde Joaquín Aréstegui hizo pública su renuncia.

Un día antes, viernes, Mercedes Fernández mantuvo una reunión con su grupo parlamentario, en la que advirtió a los diputados que llegaban tiempos difíciles en los que había que mantener la cabeza fría y la boca cerrada. Preguntó, también, si alguno de ellos tenía algo que aclarar ante el partido, ya que uno de los problemas a los que se enfrenta el PP es que no sabe qué minas se ocultan en el sumario del caso, y a quién le pueden estallar en la cara.

La polémica no ha afectado al pacto de coalición con Foro. Tanto el ganador de las primarias casquistas, Isidro Martínez Oblanca, como la presidenta del partido, Cristina Coto, quitaron hierro al escándalo, destacando que está bajo investigación judicial, que no es el único caso de supuesta corrupción en Asturias (citaron el de El Musel y el del "caso Marea"), y lo único que reclamaron fue que la justicia actúe con prontitud, una reacción muy distinta a la de los tiempos del "pacto del duernu". Las conversaciones, con Cristina Coto, Álvarez-Cascos y Pedro Leal como negociadores, deben concluir a más tardar el viernes que viene. En los mentideros del PP se especula con que Cascos pedirá encabezar la lista al Senado, y el tercer puesto del Congreso para Martínez Oblanca. A ver al final qué pasa.

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