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La anomalía productiva del Suroccidente

La economía de la comarca que más empleo ha perdido en este siglo evidencia un viraje hacia los servicios que el plan especial para la zona urge a reequilibrar

La anomalía productiva del Suroccidente

El minero del parque de Cangas del Narcea y los campesinos de la curva de La Reguera de Tineo son de bronce. En la realidad de los trabajadores de carne y hueso, a la economía del suroccidente asturiano le duelen las ausencias. Concluyen los redactores del plan especial sobre el futuro de la zona, elaborado en el Observatorio del Territorio de la Universidad de Oviedo a instancias del Gobierno del Principado, que la comarca menos densamente poblada y más envejecida de la región vive aquejada de una anomalía económica por la contracción sideral del empleo y de la actividad y por una irregular preponderancia del sector servicios, que ha terminado por situarse muy por encima de la actividad campesina o de la pequeña industria en el reparto de la productividad escasa que queda en la zona.

Se terciariza la economía de cinco concejos de denso terreno agrario y forestal -Degaña, Ibias y Allande además de Cangas y Tineo-. Ellos han entregado a las actividades de servicios más de la mitad -un 52,1 por ciento- del trabajo que sobrevive en este área que se concibe como el gran banco de pruebas de la despoblación y el envejecimiento en Asturias, en éste que pasa por ser el territorio de la región donde más ha retrocedido el empleo en lo que va de siglo tras la destrucción de cerca de un tercio de los puestos que tenía la zona en el año 2000.

El viraje hacia el gobierno de los servicios, que no tiene por qué ser esencialmente negativo, tampoco es aquí "lo deseable" al decir de los autores del estudio. Emerge la terciarización más que por el engorde de un sector por el adelgazamiento del resto. Más que por el auge de la actividad terciaria por "la caída que han experimentado las otras", avanza Felipe Fernández, catedrático de Análisis Geográfico Regional y coordinador del proyecto investigador. La pérdida de peso de las otras fuentes de alimentación de la economía del lugar -la agricultura y la ganadería, la industria y la minería, la construcción- ha acentuado la primacía productiva y laboral de las administraciones públicas, de los réditos que genera el turismo o de los de otro tipo de prestaciones a una población menguante y avejentada. Pero la vista del conjunto se ensombrece. "El reparto debería estar mucho más equilibrado para que el sector productivo cobrase más relevancia", concluye Fernández.

Habla de la demarcación geográfica que menos contribuye al Producto Interior Bruto regional -con apenas un 2,5 por ciento-, de una zona de corte eminentemente rural y agrario que alimenta su propia productividad en un 44 por ciento con la actividad de los servicios, todavía en un 36 con la industria y únicamente con alrededor de un diez de sector agrario y construcción. Las administraciones proporcionan cuatro de cada diez empleos de servicios, repartiendo los otros seis entre el comercio y la hostelería.

Es por eso que la radiografía del plan especial del Suroccidente, que ha concluido la fase de redacción preliminar y está en proceso de enriquecimiento de propuestas con la participación pública de ciudadanos y representantes de los diferentes sectores de la zona, reincide una y otra vez en la necesidad de corregir el desequilibrio y el alarmante descenso de la actividad económica en la comarca. El diagnóstico prevé desembocar en diciembre en el diseño de un programa de actuaciones que lleven aparejada su fórmula de financiación y desde el primer vistazo encuentra varias propuestas de acción para reprimir la tendencia al desequilibrio y al decaimiento en la dieta productiva de la comarca.

El inventario inicial de acciones que recopila el documento incluye una voluntad de "dinamización de los sectores económicos" y otra dirigida al "fomento de la cultura emprendedora de los jóvenes". En el descenso al detalle por sectores, hay medidas para el campo y para la industria. El diagnóstico quiere, entre otras muchas propuestas, "implementar medidas que contribuyan a la modernización y profesionalización de las explotaciones agrarias" y estimula la confianza en el porvenir de "los Sistemas de Alto Valor Natural (SAVN)", entendidos como estrategias sostenibles de aprovechamiento agrícola y ganadero que deben ser alentados mediante "ayudas compensatorias". Para paliar el estorbo básico de la estructura inadecuada de la propiedad, mientras tanto, el documento ofrece activar "superficies de comunales con potencialidad que estén infrautilizadas".

Para la industria, ante la "gran capacidad productiva energética" que se detecta en una zona con amplias posibilidades de generación eléctrica a partir de los recursos naturales, se plantea asimismo la necesidad de "mejorar los aprovechamientos energéticos desde la óptica de la sostenibilidad". Se ofrece "una ordenación de los suelos industriales para adaptarlos a las demandas reales" o "fortalecer el aprovechamiento agroalimentario y forestal".

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