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Mujeres en mundos de hombres

Un estudio liderado por la Universidad de Oviedo analiza los estereotipos de género que sufren, entre otras, mecánicas, maquinistas, informáticas y pintoras

Por la izquierda, Claudia Narocki, Marta Ibáñez, María del Mar Maira, Esmeralda Ballesteros, Empar Aguado y Ana Belén Fernández Casado, sobre un mapa de España. TYRT

Oviedo, C. JIMÉNEZ

Mujeres mecánicas, pintoras, pilotos, informáticas, maquinistas de tren, estibadoras portuarias, reporteras gráficas, policías... Todas ellas tienen en común la dificultad de desarrollar su trayectoria laboral en ocupaciones tradicionalmente masculinas. De analizar las barreras de entrada a esos sectores y las estrategias de superación ante ese sesgo de género se ha ocupado un grupo de sociólogas de las universidades de Coruña, Complutense de Madrid, Murcia, Valladolid, Valencia y el York College de la City University of New York, con la profesora de la Universidad de Oviedo Marta Ibáñez como investigadora principal. Su proyecto "Mujeres en mundos de hombres: socialización, organización laboral e imagen pública" ha sido financiado por el Ministerio de Economía y competitividad en una de las últimas convocatorias del Plan Nacional de Investigación. Hasta principios del año 2018 van a revisar prejuicios sexistas y dificultades para desarrollar una ocupación con el objetivo último de "entrar por las grietas del sistema" y concretar "dónde están los puntos débiles", explica Marta Ibáñez, profesora titular de Sociología de la Universidad de Oviedo.

La idea, no obstante, pasa por "pensar en positivo" y conocer cómo llegan a esos mundos de hombres, las mujeres y conquistan su espacio. "Hay entrevistas muy interesantes donde ellas mismas reconocen cómo les había minado la autoestima" esa situación de minoría donde en ocasiones imperaban "micromachismos".

Lo que le queda por delante a este grupo de investigación de cara a 2016 tiene que ver con el análisis de las ocupaciones desde el punto de vista teórico. "Hay diferentes puntos de inflexión en las trayectorias laborales y los estudiaremos de manera transversal", concreta Ibáñez. Las primeras entrevistas para valorar las diferencias y similitudes de los problemas de integración de las mujeres que trabajan en ocupaciones tradicionalmente masculinas ofrecen una visión clarificadora acerca de cómo son las relaciones laborales en esos mundos de hombres.

Mujeres en los oficios de la construcción, víctimas también de la crisis del ladrillo. El análisis de este subsector corresponde a la investigadora de la Universidad de Oviedo Marta Ibáñez. El proyecto comenzó con un análisis de un curso de pintura solo para mujeres financiado por el Fondo Social Europeo que se llevó a cabo en la Fundación Laboral de la Construcción. Tres meses después de que unas 20 mujeres terminaran un periodo formativo muy intensivo de casi dos años se habló con ellas de la calidad del curso y de sus prácticas, pero no fue hasta la obtención de financiación del plan regional de investigación, tres años después, cuando se pudo hacer un primer análisis en profundidad.

"Hice 27 entrevistas a mujeres, la mayoría pintoras", apunta Ibáñez. Se reunió con dos grupos de empresarios de la construcción para que hablasen de su sector, sus políticas de recursos humanos, del interés por integrar a las mujeres... y el resultado fue una diversidad de realidades donde las mejores situaciones las tenían las mujeres que trabajaban en empresas de su familia.

Otra situación muy positiva, valora Marta Ibáñez, tiene que ver con aquellas mujeres pintoras que trabajan como autónomas y están especializadas en el trabajo a domicilio. "Ahí, el estereotipo de género juega a su favor porque es muy común que sean las mujeres las que buscan y contratan a alguien que les pinte en casa", explica. No obstante, muchas de esas mujeres pintoras tenían interiorizado que el suyo era "el segundo sueldo" en la familia porque en invierno caía mucho el monto de su trabajo.

También resultó muy favorable su integración en grandes empresas que invierten en tecnología, que tienen departamento de recursos humanos y voluntad de cumplir la ley, porque ahí ellas "se sienten integradas y tratadas según sus méritos". Nada que ver, argumenta la socióloga, con aquellas empresas que crecieron con el boom de la construcción "con una mentalidad cortoplacista" y una utilización oportunista de la legislación pues contrataron mujeres porque necesitaban mano de obra y encima se beneficiaban de las exenciones en las cuotas de la Seguridad Social por tratarse de un grupo infrarrepresentado.

"Este tipo de empresario puede dinamitar desde dentro la integración de las mujeres porque ellos mismos no se lo creen y las colocan en situaciones difíciles, fomentando desconfianza entre los compañeros", advierte Ibáñez. Las microempresas, de 2 a 5 trabajadores, en el sector de la construcción ofrecen un clima más favorable para ellas pero al ser tan dependientes del ciclo económico han sido las que más han acusado la crisis. "Ojalá los poderes públicos y el propio sector hayan aprendido y se esfuercen por desarrollar una construcción menos cíclica, con empresas comprometidas más en el largo plazo y que inviertan en tecnología; esas son las empresas donde las mujeres parecen tener más oportunidades", concluye Ibáñez.

Mujeres piloto en aviación comercial, sólo un 3% de su sector. ¿Hace falta ser un hombre para ser piloto comercial? Durante mucho tiempo la respuesta era positiva. Todavía hoy ellas solo representan el 3% de su sector porque hasta los años ochenta del siglo pasado era una profesión cerrada para las mujeres.

"El personal era seleccionado básicamente entre antiguos pilotos militares", argumenta Claudia Narocki, socióloga investigadora del Instituto Sindical del Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS). Con el auge de la navegación comercial tras la segunda guerra mundial, la profesión fue definida como categóricamente masculina y las mujeres ocupaban el lugar de azafatas.

En España, la primera piloto fue Bettina Kadner Shilling. En 1969, con 22 años, consiguió que la contrataran en una compañía de vuelos no regulares, Spantax. Iberia no contrató a su primera mujer piloto hasta 1985.

El análisis realizado por Claudia Narocki diferencia tres trayectorias: la de la única mujer piloto que ejerció la profesión durante 16 años, la de las mujeres que se incorporaron en la década de los ochenta y, finalmente, las contratadas en la época de la desregulación.

La primera tuvo que enfrentarse al sexismo de sus compañeros pero su tenacidad la mantuvo en su puesto hasta que se jubiló como comandante. Las del segundo grupo, aunque pudieron ser madres sin dejar la profesión, "tuvieron que superar unos cuantos escollos en las relaciones interpersonales pero se apoyaron en su profesionalidad para superarlos".

Las que entraron a trabajar en la época de la desregulación se están enfrentando ahora a los retos de la precariedad contractual que afecta a ambos sexos por igual, aunque ellas tienen que salvar, además, el obstáculo de la conciliación.

"El conjunto de barreras que cerraban la entrada a las mujeres de la profesión se fue reduciendo durante el período de 45 años que va desde que fue contratada la primera mujer en aviación comercial española hasta el presente. Hubo enormes transformaciones" y aunque ellas están satisfechas "siguen siendo una muy pequeña minoría". En ocasiones, ellas mismas son víctimas de los estereotipos: una piloto durante un vuelo llegó a disculparse ante el pasaje tras superar una zona de turbulencias argumentando que no había sido por una mala maniobra suya.

Mujeres mecánicas, los estereotipos se mantienen. El sector, radiografiado por María del Mar Maira Vidal, de la Universidad de Valladolid, ofrece un panorama "muy masculinizado". Tan sólo un 3,6% de los mecánicos y ajustadores de maquinaria son mujeres en España. Para evaluar su situación profesional se han realizado doce entrevistas, cubriendo tanto puestos técnicos como de gestión.

"Existe una mistificación en torno a la profesión de mecánico, al igual que otras tantas ocupaciones masculinizadas, por la que se la categoriza en el imaginario social como muy exigente físicamente, lo cual no se ajusta del todo a la realidad", opina Maira Vidal, profesora ayudante doctor de Sociología en la Universidad de Valladolid.

En el curso 2012-13, las mujeres solo constituían el 3,33% del alumnado de los grados medio y superior de mantenimiento de vehículos autopropulsados en España. "Las mujeres no suelen escoger los estudios o la ocupación de mecánico puesto que la visión masculinizada que tienen les afecta negativamente. Suelen elegir profesiones que no rompen con los estereotipos de género", argumenta la docente.

Quienes, pese a las dificultades que existen optan por adentrarse en este sector, suelen hacerlo cuentan con familiares (padres o parejas varones, por ejemplo) que regentan un taller y eso les permite acceder y mantenerse en el empleo a medio y largo plazo. La contratación de las que no tienen familiares en el sector depende de la buena voluntad de los empleadores porque mayoritariamente "tienden a descartarlas debido a los prejuicios de género y que no encajan con el estereotipo social de mecánico". "Las puertas de los pequeños talleres permanecen aún en muchos casos cerradas a las mujeres en España a día de hoy", concluye Vidal.

Mujeres maquinistas de Renfe, menos de cien en un mundo de hombres. En España hay 78 mujeres con competencia reconocida en conducción ferroviaria. La mayoría de ellas ostentan tres décadas de antigüedad en el puesto. Si bien no existe argumento racional para excluirlas de la conducción ferroviaria, pues han desempeñado sus cargos con profesionalidad y han obtenido el reconocimiento de sus compañeros maquinistas, las encuestadas por la profesora Esmeralda Ballesteros de la Universidad Complutense de Madrid, sí han constatado que fueron recibidas "con escepticismo" por la mayoría, identificándose acciones de hostilidad hacia ellas tales como miradas, comentarios sexistas, burlas y, en el peor de los casos, insultos. En la organización de las empresas ellas muestran preferencia por destinos de cercanías y media distancia para evitar las pernoctas fuera de la residencia familiar.

Mujeres informáticas condicionadas por figuras masculinas para elegir los estudios. Si bien el sector TIC español se caracteriza por un crecimiento sostenido en los últimos años. El estudio en clave de género realizado por la profesora Ana Belén Fernández Casado, de la Universidad de Murcia, detecta un claro sesgo de las féminas formadas en ciclos de grado medio o superior de la familia profesional de la informática. Así, la salida laboral mayoritaria de estas profesionales es el de dependienta de tienda de informática, con funciones de atención al público y reparación.

También se incorporaron a las tareas de programación y desarrollo de software siendo en la actualidad una ocupación con menores diferencias de género. No obstante, a la hora de elegir los estudios han sido figuras masculinas las que han influido en la decisión de realizar un ciclo formativo de informática. "El apoyo de la pareja también se muestra relevante tanto para no desmotivarse como para conciliar", indica Fernández Casado.

"Las más jóvenes tienen menos miedo a tocar un ordenador cuando deciden iniciar estos estudios", concluye la socióloga. "Una forma de integrar a las mujeres es dar la información sobre los estudios y la profesión, introducir la informática en los institutos -no la ofimática-, y quitarles el miedo a trastear con el ordenador", concluye.

Ocupaciones en fase inicial: estibadoras portuarias, reporteras gráficas y policías. El proyecto "Mujeres en mundos de hombres" ha incorporado en una fase reciente el análisis de ocupaciones apenas estudiadas como el de estibadoras portuarias, reporteras gráficas y mujeres policías.

En el primer caso, el de los puertos, es un sector "íntegramente masculinizado en algunos puntos de España", apunta Empar Aguado, de la Universidad de Valencia. El de las estibadoras portuarias es un ámbito profesional "con barreras de entrada a pesar de no requerir elevados niveles de formación ni capacitación, lo que indica el alto nivel de poder de negociación que todavía existe en el sector". Esmeralda Ballesteros, de la Complutense de Madrid, ha iniciado idéntico estudio sobre las mujeres fotoperiodistas. "En España su participación es inferior al 10%", apunta. Los principales obstáculos en el acceso estarían asociados a "una cultura profesional con sesgo androcéntrico", además de la incompatibilidad sociocultural que impone la decisión de ejercer la maternidad, continúa diciendo. En cualquier caso, "la investigación sobre género y medios de comunicación está todavía poco desarrollada", concluye.

En el caso de las mujeres policías hay dos estereotipos que funcionan para legitimar la escasa presencia femenina en este trabajo: que ellas tendrían menor disposición a afrontar un peligro físico y a ejercer la autoridad. Sin embargo, en los últimos años se ha generalizado su presencia en todos los países de nuestro entorno, subraya Marta Ibáñez, de la Universidad de Oviedo.

Además, los cuerpos de seguridad del Estado y, en general, el sector de la seguridad son de los pocos que han mantenido su crecimiento en plena crisis económica. "Nos encontramos con una ocupación en pleno cambio en cuanto a la presencia femenina", subraya Ibáñez, quien no obstante confía profundizar en un análisis próximo en la importancia que cobra en este sector la masculinización del cuerpo y la pose, así como los problemas de estrés y acoso laboral.

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