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Nueve de cada diez incendios en Asturias en invierno son intencionados

La jornada más activa en las labores de extinción de los últimos 20 años en Asturias se produjo en febrero de 2002, con 203 focos simultáneos

Un vecino lucha contra el fuego en La Veguina (Tapia). MIKI LÓPEZ

La oleada de incendios que se produjo el sábado 19 por la noche en toda Asturias, con especial incidencia en el Occidente asturiano, aterrorizó a los vecinos directamente afectados y dejó entre incrédulos y boquiabiertos a los asturianos de las ciudades del centro. ¿Cómo era posible que Asturias estuviera quemando a partir de 151 focos activos (el máximo que se registró en la madrugada del domingo)? Las primeras suposiciones apuntan a un origen intencionado en la mayoría de los fuegos, pero habrá que esperar al desarrollo de la investigación para alcanzar algunas certezas sobre qué pasó realmente en la noche previa a las elecciones generales. El abanico está completamente abierto, no se descarta ninguna posibilidad. Ninguna.

De momento, sabemos que los responsables de Bomberos de Asturias eran plenamente conscientes, ya el jueves de esa semana, de que tras un mes de diciembre de viento sur se estaba perfilando la situación ideal para que el monte prendiera y el aire expandiera las llamas. También sabemos, según mediciones iniciales, que el fuego del Noroccidente, que arrancó supuestamente en la aldea boalesa de Brañallibrel, recorrió nada menos que 17 kilómetros hasta alcanzar la costa en Viavélez y que su perímetro es de los mayores que se han registrado hasta el momento en la región: 43 kilómetros. Dentro de esa área delimitada hay unas 3.500 hectáreas. Pero no todas están quemadas, pues las llamas y las chispas "saltaban" de copa en copa, dejando zonas sin arrasar. La superficie quemada podría situarse finalmente en unas 2.200 hectáreas, pero debido a la complejidad para su medición exacta a fecha de hoy está sin fijar.

¿Fue esta extraordinaria concentración de fuegos en una sola noche un fenómeno inédito en Asturias? La respuesta es no. Hasta ahora el récord en cuanto a simultaneidad de focos activos se produjo el 2 de febrero de 2002, un día en que hubo 203 fuegos quemando a la vez en Asturias. En el "ranking", el incendio del pasado sábado se situaría en el tercer puesto en cuanto a número de fuegos simultáneos. El segundo día con más incendios de los últimos quince años fue el 3 de febrero de aquel 2002, cuando se registraron 191 focos a la vez. Estos datos están sacados del estudio "Caracterización de los incendios forestales del Principado de Asturias", dirigido por responsables del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias. En él se describen las características de los incendios forestales ocurridos en Asturias entre 1993 y 2013, un periodo en el que ardieron 205.394 hectáreas, el 26,66% de la superficie regional. Y estas son las principales conclusiones del estudio:

Intencionados. La mayoría de los incendios que se producen en Asturias son intencionados y especialmente en la época de invierno-primavera. De los veinte años estudiados, sólo en cuatro años hubo más incendios en la época estival. En general, de cada diez incendios, ocho se producen en invierno-primavera y dos en la época estival.

Superficie. La superficie quemada anualmente nunca baja de las 3.000 hectáreas. Los años especialmente desfavorables, el fuego arrasa entre 17.000 y 25.000 hectáreas.

Sin árboles. El 82% de la superficie que ardió en estos años son terrenos no arbolados.

Tamaño. Se constata una tendencia creciente a producirse incendios que superan las 30 hectáreas. Sin embargo, los llamados "grandes incendios" (mayores de 500 hectáreas) no llegan a uno de media anual durante todo el periodo analizado. Desde 1983 y hasta 2013, el 40 por ciento de los siniestros destruyeron menos de una hectárea y el 57% arrasaron entre 1 y 30 hectáreas.

Los grandes incendios. En Asturias hubo 19 "grandes incendios" entre 1993 y 2013. El año 2000, con cuatro grandes incendios, fue el más crudo de toda la serie. Cangas del Narcea, que registró 8 grandes incendios en este periodo, fue el concejo más afectado. "La principal causa detectada fue la causa intencionada y la principal motivación detectada fue la regeneración y favorecimiento del nacimiento del pasto", indica el estudio.

Zonas "calientes". El análisis de la estadística de incendios detalla lugares recurrentemente afectados por las llamas. Entre 1984 y 2014, hubo zonas que ardieron en nueve ocasiones y estas zonas están en la parroquia de Cibea (Cangas del Narcea). En siete años del periodo aludido hubo incendios en las parroquias de Ambres, Cibea, Fontes de Coveriu y Las Montañas (Cangas del Narcea) y Genestaza (Tineo). En las parroquias de mayor recurrencia, según las Bripas, las brigadas de investigación del fuego del Principado, el 94% de los incendios investigados se originaron intencionadamente para regenerar y favorecer el nacimiento del pasto.

Cangas del Narcea, a la cabeza. En cuanto a superficie afectada, entre 1993 y 2013, el concejo de Cangas del Narcea fue sin duda el más dañado por las llamas. En esos veinte años, en la época de invierno-primavera el fuego arrasó 18.637 hectáreas del concejo cangués. Después, el más afectado en esa época fue el concejo de Tineo, con 14.065 hectáreas. Le sigue Allande, con 10.568 hectáreas destruidas por el fuego. Durante la época verano-otoño, en esas dos mismas décadas, el concejo más afectado volvió a ser Cangas del Narcea, con 11.681 hectáreas arrasadas, seguido de Ibias (8.837 hectáreas) y, en tercer lugar, Allande, con 5.769 hectáreas.

Épocas del año. Con respecto a las dos épocas de fuego que hay y a las causas en cada una de ellas, el estudio de Bomberos de Asturias concluye que en invierno-primavera el 90,24% fueron incendios intencionados (principal causa: regeneración de pastos) mientras que en verano-otoño los fuegos intencionados suponen el 75,09 por ciento.

Los fuegos del norte. Los incendios en Asturias son muy diferentes de los que se producen en el territorio mediterráneo. En esa parte de España, un único incendio puede arrasar una superficie mucho mayor de la que puede quedar arrasada en Asturias en el año más desfavorable. Los incendios en la zona mediterránea tienen "velocidades de propagación muy alta o extremas que provocan longitudes de llama muy elevadas e intensidades altas", indica el estudio citado. Los incendios en terreno asturiano son de baja o media intensidad y las comunidades vegetales están adaptadas al paso del fuego a través de estrategias de reproducción como el rebrote o la germinación, lo que hace que la velocidad de regeneración sea elevada.

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