"La idea es que nosotros tengamos que desaparecer", pero mientras eso no pueda ser posible, la directora del Banco de Alimentos de Asturias seguirá diciendo que el centro de la organización son sus voluntarios. El organismo explica su razón de ser a través de la voz de algunos de ellos, en un muestrario de testimonios recopilados en la página web donde las reflexiones y los motivos se parecen a los que ofrece José Manuel Riesco, que dice que "llevo cuatro años en paro y no veo salida, pero pienso que hay quien está peor que yo. Por eso el año pasado me hice voluntario".

Carmen María González añade que "soy voluntaria porque soy humana". "Porque creo en la justicia social, en un mundo más justo. Creo que todos debemos tener una vida digna con las necesidades básicas cubiertas. ¿Cómo es posible que no nos subleve que haya personas que pasan hambre?" Sin respuesta, ella dice que se lleva de la colaboración desinteresada "mucho más de lo que entrego" y que "aunque lo cuentes, nadie te cree, pero es cierto: ayudar hace feliz". A un lado y otro, a uno mismo y a los demás, viene a decir Antonio Alcalde, encargado de organizar el almacén y los transportes, que aporta su constancia de que dedicar a los más necesitados una parte del tiempo que le deja libre su jubilación "me sirvió para evitar la depresión".

A Paco Ruiz le congratula tener contacto directo con la solidaridad y comprobar que "en las zonas aparentemente de menor capacidad económica la colaboración es significativamente más importante". Beatriz Fidalgo se ha visto a través del Banco "gratamente sorprendida de lo solidaria que es la gente".