Sin inversión en el monte, el bosque se vuelve vulnerable, y el tejido social, más. Berducedo, en el municipio de Allande, tiene apenas 25 casas con humo y unos 80 habitantes. Ya no se trata de repoblar, sino de mantener lo que hay; no se trata de grandes inversiones, que tampoco hacen falta, sino de generar obra y proyectos forestales para fijar población. En Berducedo, en el corazón del bosque occidental asturiano, sus gentes comienzan a mirar más al turismo que llega de la mano del Camino de Santiago que a lo que fue desde siempre su hábitat natural.
"El problema aquí es que tenemos la impresión de que la Administración regional cree que los paisanos son el enemigo número 1 del bosque. Y no es verdad". Lo dice Pepe García mientras conduce su todoterreno por el área afectada en el incendio de 2011.
En la zona de Presa, cerca ya de San Martín del Valledor, el coche se detiene para contemplar un paisaje que ha quedado grabado en las cámaras de LA NUEVA ESPAÑA en anteriores visitas. Las fotos de arriba son ilustrativas. Un bosque sin árboles... Lo más parecido a una tierra sin esperanza.
