El gijonés José Andrés Blázquez Martínez, condenado en julio pasado a 42 años de cárcel por quemar la vivienda donde residían su expareja, un hijo en común de cuatro años y otro de 14 de una relación anterior de la mujer, deberá seguir en prisión provisional pese a haber solicitado salir a la calle al haber recurrido la condena y cumplirse dos años de la prisión provisional. El Tribunal Supremo ya ha confirmado la admisión del recurso de casación y el nombramiento tanto del procurador como del abogado. La sentencia que dicte será firme.

De nada le sirvieron a Blázquez sus declaraciones de arrepentimiento y la petición de recuperar subida con la oportunidad de volver a su trabajo en la mina de Cerredo. La semana pasada compareció en la sección tercera de la Audiencia Provincial para solicitar su puesta en libertad, con el cumplimiento de medidas alternativas menos restrictivas que la cárcel, teniendo en cuenta que el mes que viene cumplirá dos años de prisión provisional. El tribunal, presidido por Javier Domínguez Veiga, ha decidido prorrogar su encarcelamiento hasta la mitad de la condena. Es decir, 21 años. Atiende así la petición de la acusación particular, que se negó a la puesta en libertad por la gravedad de la condena y el riesgo de fuga.

Estado de embriaguez

El suceso se produjo el 27 de marzo de 2014. Blázquez llegó en estado de embriaguez al piso que había compartido con su exmujer en el barrio gijonés de El Llano. Tras insistir en retomar la relación, y ante la negativa de ella, decidió marcharse quitándole las llaves. En aquel momento, pesaba sobre él una orden de alejamiento por maltrato.

La mujer cambió la cerradura de la vivienda. El hombre regresó de madrugada y al ver que no podía acceder al piso, empezó a dar golpes y a amenazar con comer la puerta, lo que finalmente cumplió tras rociarla con acelerantes líquidos de combustión. En aquel momento estaban en el interior del inmueble su exmujer y los dos niños -otra niña de la pareja de dos años estaba ese día en casa de los abuelos-. El fuego provocó una enorme humareda que obligó a que intervinieran los bomberos.