La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Apuntes de mecánica política: el PP asturiano

El PP, a punto para el seísmo

El callado descontento de algunos sectores del partido con la presidenta Mercedes Fernández estalla tras sus declaraciones ante la juez del "caso Pokémon"

El PP, a punto para el seísmo

El seísmo dispuesto a agitar al PP asturiano tiene su epicentro en la sala del juzgado número 1 de Lugo. Y al igual que ocurre con los terremotos, las vibraciones que sacuden a los populares en Asturias tienen diferente velocidad de propagación. El efecto de esas ondas podría atenuarse con un partido cohesionado y firme, pero puede ser catastrófico en una estructura ya cuarteada y débil.

El Partido Popular asturiano está construido con mimbres débiles y proclives a la fractura: baste recordar las crisis que dieron lugar a la Unión Renovadora de Sergio Marqués y al Foro Asturias de Álvarez-Cascos. Ambos ejemplos son materia más que suficiente para asentar la leyenda de que la derecha asturiana se torpedea a sí misma: "El batallón suicida del PP", bautizó irónicamente a este fenómeno el expresidente de los populares en Avilés Joaquín Aréstegui.

En apariencia el terremoto se ha manifestado esta semana con las declaraciones de Gabino de Lorenzo, quien apenas se prodigaba en declaraciones públicas desde el cómodo retiro como Delegado del Gobierno. Pero las paredes del edificio popular se estaban resquebrajando hace tiempo. De Lorenzo, quien ejerció durante años el control del partido, partía el melón de la renovación en el PP asturiano reclamando un congreso abierto, la fórmula con la que se logra limitar la capacidad del aparato para predisponer el resultado. Y además, a modo de estrambote, dejaba caer la idea de que Agustín Iglesias Caunedo podría ser una alternativa. Pero la referencia a Caunedo no era más que una anécdota: la carga de profundidad estaba en la advertencia velada a la presidenta del PP asturiano, Mercedes Fernández, de que la paciencia en ciertos sectores empieza a colmarse.

Mercedes Fernández accedió a la presidencia de los populares asturianos en febrero de 2012 tras la sangría infligida por Foro a la candidatura de Isabel Pérez Espinosa, con todo el poder del partido en su mano: presidenta y candidata. Fernández llegó con una idea similar a la que Álvarez-Cascos mantenía sobre los anteriores dirigentes y el equipo de Ovidio Sánchez: formaban una camarilla acostumbrada a no ganar elecciones pero que vivía cómodamente. Cascos había fijado como premisa para ser candidato autonómico del PP laminarlos a todos (en especial a Joaquín Aréstegui y a la entonces presidenta gijonesa, Pilar Fernández Pardo). Fue justamente Gabino de Lorenzo quien recibió el mensaje en la sobremesa de una sidrería madrileña y activó el plan que frenó las pretensiones del exministro.

Poco a poco y sin que la sangre arrollase demasiado, Mercedes Fernández ha ido ejecutando un plan de renovación del partido en una línea similar. En los casos sobre los que ella tenía capacidad de decisión optó por alejarlos del centro de mando que es el núcleo duro del grupo parlamentario. Y a los que no estaban bajo su mano simplemente les fue restando protagonismo.

Pero en estas llegó el terremoto del "caso Pokémon". La imputación de Agustín Iglesias Caunedo y de Joaquín Aréstegui supuso la excusa idónea. Aréstegui acabó dimitiendo (no por ganas sino porque la presión de Mercedes Fernández fue muy elevada) y Caunedo se atecha esperando un auto de sobreseimiento consciente de que su imagen pública está hecha trizas. Y el descontento se mantenía callado porque, a fin de cuentas, ¿quién estaba dispuesto a poner en duda decisiones azuzadas por esa bestia terrible que es la corrupción?

Ni siquiera se escuchó una voz en contra (aunque hubo caras que hablaban por sí solas) cuando la presidenta anunció su propuesta de plantear una coalición electoral con Foro para las últimas elecciones generales. Tras los resultados se ha ido asentando en algunos territorios la idea de que esa alianza sólo sirvió para mantener el diputado y el senador de los foristas sin beneficio alguno para los populares: más bien al contrario. Ni siquiera la alianza ha servido para cambiar el signo en algunos Ayuntamientos o enterrar las disputas locales.

Pero las declaraciones de Mercedes Fernández ante la juez abrieron la puerta a los fantasmas. La presidenta del PP denunció la, a su juicio, desastrosa situación con que se encontró el partido. Y aunque Mercedes Fernández acudía a responder, básicamente, a preguntas sobre la contratación de su hermano por parte de Aquagest (¿no podrá ese asunto aún darle algún sobresalto?), aquel aviso a navegantes parecía no hacer otra cosa que poner los dientes largos a una juez que ya había sospechado sobre irregularidades y facturas falsas en el PP asturiano.

Las ondas sísmicas son de varias clases: las más rápidas, llamadas ondas P, se propagan de forma longitudinal y son las primeras en alcanzar la superficie. Las primeras vibraciones recibidas desde el juzgado de Lugo fueron importantes sacudidas en forma de autos e imputaciones y citaciones a desfilar como testigos. Pero en todo terremoto las más temibles son las llamadas ondas S, transversales, que se desplazan más lentamente pero que tienen el efecto más devastador. La presión judicial sobre el partido no ha hecho más que acrecentar las tensiones ya existentes. Por último, las ondas L, superficiales, se propagan derribando edificios, agitando juntas locales, haciendo sonar los teléfonos.

Ahora, la supuesta corrupción que parecía el único azote del partido ha quedado en segundo plano, haciendo aflorar los descontentos larvados en los últimos años. La posibilidad de nuevas elecciones no ha hecho más que acrecentarlos. ¿Con qué criterio se harán las nuevas listas? ¿Se aprovechará la cita para sacar de ellas, por ejemplo, a Ovidio Sánchez, responsable de ese "desastre" contable aireado por Mercedes Fernández y que sus antecesores niegan taxativamente? ¿Qué ocurrirá, si el PP pierde el gobierno en Madrid, con todos los asentados en puestos directivos de empresas públicas o cargos de representación si no tienen siquiera la simpatía de su dirección regional?

Las espadas aún están envainadas, pero De Lorenzo ha dejado claro que pueden salir en cualquier momento. Opciones para disputarle la presidencia a Mercedes Fernández las hay, y podrían sentirse reforzadas si el PP inicia como es previsible un necesario proceso de renovación nacional que habría de extenderse a los territorios. Las claves que dio De Lorenzo no están en Caunedo, sino en sus características: edad y experiencia. Esa es la veta, pero quizás hay que bajar a otra galería del pozo.

Compartir el artículo

stats