El museo de Geología de la Universidad de Oviedo puso ayer la primera piedra de su futura colección. El centro, ubicado en el campus de Llamaquique, triplicará su espacio actual, pudiendo exhibir al público piezas hasta ahora desconocidas y almacenadas en su litoteca. La ampliación, que cuenta con un presupuesto de licitación de 190.000 euros, permitirá pasar de los 700 fragmentos a los mil. El conservador del museo, Luis Miguel Rodríguez Terente, asegura que las obras presentadas ayer aspiran a convertir la muestra en un "referente cultural a nivel nacional". Y es que uno de los aspectos más novedosos del proyecto es la construcción de un acceso directo a la calle, con el que Terente prevé duplicar e incluso triplicar el número de visitantes, que a día de hoy se sitúa en los 4.000 anuales, al abrir en horario no laboral. Desde su inauguración, en 2001, el centro recibió 48.878 personas.

La decana de la facultad, Rosa Ana Menéndez, opina que la apertura de una de las fachadas al exterior conseguirá divulgar la geología en Asturias así como sus fondos. Actualmente, el museo tiene custodiadas hasta 32.000 piezas. Algunas de ellas de valor incalculable, como la colección de meteoritos, que incluye un fragmento del que impactó en Cangas de Onís el 6 de diciembre de 1866, y el que golpeó Cheliábinsk (Rusia) el 15 de febrero de 2013. En las nuevas instalaciones está previsto incorporar un sismógrafo que reproduzca las mediciones de un terremoto, así como una cámara de fluorescencia.

El rector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor, aseguró que el inicio de las obras -tendrán un plazo de ejecución de cuatro meses- supuso un "esfuerzo importante". Y no sólo por las dificultades económicas, sino por la "tremenda burocracia" que conlleva modificar un edificio protegido. En este sentido, los responsables del museo explicaron que la intervención en una de las fachadas respetará la vieja escalera de incendios, diseñada por el Ignacio Álvarez Castelao.