Adolfo García, patrón mayor de la cofradía de pescadores de Puerto de Vega, accede al problema del oscurecimiento de las alternativas en la pesca por la certeza amarga de que en la mar "hay trabajo, y se gana un sueldo digno", pero las exigencias de la formación y la estrechez de las cuotas colaboran en un cóctel de factores que enfanga irremediablemente el porvenir. Él ha visto a gente joven desistir por muchos motivos que él no entiende, pero si empieza por el agravio comparativo de los cupos se enciende. "Entenderíamos que nos pusieran esos obstáculos si los stocks y las pesquerías estuviesen mal, pero dejamos las pesquerías habiendo pescado. Somos depredadores, pero no tontos y queremos seguir viviendo. El problema es que parece que siempre hay algún político que debe favores a otras comunidades autónomas mientras nosotros vamos a pasos agigantados hacia atrás".
En su argumentación pesa la disponibilidad de cursos formativos, que considera escasa, y un ciclo formativo que "no es lo que era" cuando la escuela de náutica pesquera de Gijón "era un referente en toda España". "El sector se está quedando sin gente, sin relevo generacional, y el primer motivo es ese", concluye. En lo que tiene más cerca, pide un repaso, "un dragado general y un espigón" para el puerto de Puerto de Vega, porque ya ha visto demasiados barcos marcharse a Burela. "Conozco gente joven que vendió el barco por miedo a entrar y salir en invierno de este puerto", lamenta.
