La llamada al cambio del rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, tuvo ayer tres símbolos muy claros que ejemplifican la nueva etapa en la institución académica: el inicio de su primer discurso institucional en asturiano, la mano tendida a los otros aspirantes al cargo para formar parte del Consejo de Gobierno y el guiño al alumnado, cuyo voto le garantizó el cargo. Coincidió el nuevo mando con su predecesor en la cita al poeta griego Constantino Kavafis para referirse al presente y futuro de la Universidad. García Granda recordó los versos en los que se insta "en el inicio del viaje a Ítaca" a pedir "que el camino sea largo, lleno de aventuras y experiencias". Gotor optó por la alusión al "final de trayecto tras un largo camino" en el que como Kavafis dijo sentir que ha ganado "en sabiduría y experiencia". "El camino está trazado, ahora hay que seguir avanzando", pidió el ya exrector.

Hasta once referencias a científicos, escritores, premios Nobel, y expolíticos sirvieron a Granda para componer su primera intervención ante la comunidad universitaria. Hubo cambio de escenario respecto a otras investiduras, del Paraninfo a la Biblioteca. Y el nuevo rector, estuvo arropado por 155 doctores revestidos con el traje académico. En las primeras filas, su esposa, su madre y su hijo no perdieron detalle de la ceremonia. Para ellos, para la familia, "lo más importante que una persona tiene en la vida", fue el primer reconocimiento del rector. "Llocura ye facer lo mesmo una y otra vegada y esperar resultaos diferentes", enlazó después, parafraseando, en asturiano, a Albert Einstein.

Granda se apoyó para su alocución en su iPad -frente al papel de su predecesor- pero no se olvidó de su programa electoral impreso, que le acompaña allá donde va. Y su rostro fue la viva imagen de la felicidad cuando recibía, de manos de Vicente Gotor, los atributos del cargo: la muceta negra que sustituto a la de color azul turquí como doctor en Química, el birrete, el bastón de mando y la medalla.

En el abrazo, aunque efusivo por el cargo relevado se apreció cierta frialdad, que se mezcló con la confusión inicial acerca de qué lugar ocuparía sobre la mesa cada uno de los atributos. Los aplausos dignificaron y evidenciaron lo que ya era oficial desde el pasado 28 de abril: comienza una nueva etapa en la Universidad de Oviedo bajo la batuta de Santiago García Granda. El presidente del Principado aprovechó para pedir la implicación de una institución "que no puede sentirse ajena a la desigualdad social", planteó antes de reclamar la atención de la Universidad ante las consecuencias de la revisión de la financiación autonómica o de la "disgregación del Estado, eso que se defiende como derecho a decidir y que se puede traducir como derecho a dividir".

Alegato por el cambio

En su alegato por el "cambio", recordó a otro Químico Físico, también rector, José Virgili, quien aseguraba no buscar éxitos personales en la gestión sino "perseverancia en el trabajo y eficacia en la labor". Aludió también a su apuesta por una Universidad "más transparente, dinámica y cercana" con medidas que adoptará desde el diálogo y el consenso y aseguró que tras el proceso electoral "haremos integración de las ideas y sugerencias que los otros candidatos han propuesto". También tendió la mano a "tener y mantener la química" entre Universidad, Principado y sociedad. Y ante el "vértigo" y la responsabilidad" que le produce el cargo se brindó a hacer cumplir "las ganas de cambio" que le transmitieron un grupo de universitarios con quienes corroboró que "si pones empeño e ilusión logras tus metas". Las suyas, dijo, vienen de la mano de "un equipo eficiente y cercano" que son "magníficos profesionales, mejores personas y están dispuestos a anteponer la transparencia, la ética, la eficacia y la honradez en la acción de gobierno a cualquier otro valor individual". Su apuesta personal es la de "trabajar por una Universidad pública y de calidad, actuando desde la responsabilidad y con una administración eficiente".

La invitación a los otros tres candidatos para formar parte del Consejo de Gobierno con el ánimo de que su "experiencia y visión contribuya positivamente" no cayó en saco roto. Algunos aludidos le escuchaban desde las primeras filas del improvisado claustro en que se convirtió la Biblioteca. "Os confieso que soy un firme convencido de que la Universidad no es solo la capital, Gijón, Mieres y Avilés, también los son Salas, Castrillón, Langreo y todos los municipios de Asturias. Allí donde la Universidad organice actividades, hay Universidad", proclamó Granda, quien incluye entre sus principios para esta etapa la transparencia institucional, igualdad, una universidad más inclusiva y con proyección internacional. "Creo en las sinergias y en el trabajo conjunto de las instituciones", continuó Granda que se ha propuesto potenciar una imagen trilingüe de la Universidad: en castellano, asturiano e inglés. "Nuestro principal reto es devolver la ilusión a la comunidad universitaria", remarcó antes de anunciar "un minucioso análisis de viabilidad económica". No defraudaremos, prometió. Sus bases: la confianza, la capacidad de su equipo y el trabajo conjunto.

Por su parte, Gotor se va "con el orgullo de haber tenido la oportunidad de trabajar por la Universidad de Oviedo; con la satisfacción del deber cumplido y con la esperanza de haber respondido a la confianza" depositada en él.

El nuevo mando invitó a los presentes en un viaje "en el que nadie sobra y en el que todas las personas e instituciones somos necesarias". Su única alusión al rector saliente fue para agradecerle su esfuerzo en la gestión "en una etapa complicada". Antes, repasó los compromisos realizados con todos los sectores de la institución. "Caminaremos hacia un modelo descentralizado, eficiente, innovador e ilusionante", garantizó antes de fijarse en el alumnado para quienes mantiene el acuerdo de eliminar la norma de permanencia; crear la Mesa del Estudiante y que elijan de manera democrática sus representantes.