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Un café para el nuevo maestro

Vicente Gotor regresó ayer a su laboratorio en la Facultad de Química tras ocho años como rector: "Fue un reencuentro feliz, pero tengo que ponerme al día"

Vicente Gotor. IRMA COLLÍN

El catedrático Vicente Gotor Santamaría se presentó en la Facultad de Química a las nueve menos cuarto de la mañana. Fue el de ayer su primer día de trabajo después de ocho años como rector de la Universidad de Oviedo.

-¿Sensaciones?

-Muy buenas. Voy a ganar en tranquilidad. Nunca estuve desligado del todo de esta Facultad y, de hecho, durante mi primer mandato como rector hasta me dio tiempo para impartir alguna clase.

El conserje de Química da pistas para buscar al recién llegado, después de echar una ojeada a la "chuleta". "Tercera planta, a la izquierda según se sube por las escaleras. Y todo al fondo".

Despacho 359. Efectivamente, muy al fondo. La puerta está abierta. Una habitación que es más de becario que de exrector. La imagen viva de la mudanza. "Está todo desordenado, ya lo sé. Me quedan unos días para poner un poco de orden".

Demasiado papel, incluidas unas cuantas tesis doctorales en las que Gotor ha tenido responsabilidad, para apenas seis metros cuadrados que ocupan una de las esquinas del edificio, en el campus del Cristo. Un archivador, dos sillas convertidas en contenedores, un corcho en la pared ya relleno de papeles y chinchetas, y una mesa que se intuye más que se ve.

Vicente Gotor, con bata blanca aún no manchada de líquidos corrosivos, anda por los pasillos recibiendo bienvenidas.

"Lo más positivo es la cantidad de mensajes de agradecimiento que me están llegando en estos días. No sabe cuánta gente reconoce nuestra labor, y eso es algo inolvidable. Durante la campaña electoral hubo candidatos que criticaron mucho la gestión de estos años en la Universidad. Fue muy desagradable, pero de lo que más satisfecho me siento es de una Universidad pacífica, aun en los peores años de la crisis".

Hay reunión matinal de seminario del grupo de Química Biorgánica, una disciplina que está a medio camino entre la Química Orgánica y la Bioquímica. Cara nueva entre los presentes, dentro de lo que cabe. Hoy está aquí el "jefe", dice alguien. El grupo lo dirige Iván Lavandera.

"Son seminarios de unas doce o catorce personas, y algunas más que se apuntan según sea el tema a tratar. Hoy hablaron todos los seniors... menos yo. Es que tengo que ponerme al día", reconoce Vicente Gotor. Otra confesión: "Hace años estaba más ágil". Como todos.

El exrector asistió el lunes a la toma de posesión de su sustituto en el cargo, el catedrático de Química Analítica Santiago García Granda, que tiene despacho en la misma ala del edificio, muy cerca también del de otro candidato a rector, Agustín Costa. En materia de gestión universitaria asturiana, todo queda en casa. García Granda expresó su deseo de no perder contacto docente en estos años en los que le toca pilotar la Academia.

Gotor sabe que no le va a faltar tarea. "Hay algún proyecto europeo y nacional en el que me voy a involucrar. Ya me dijeron hoy que me preparara a ir a alguna reunión de trabajo". Para el exrector, "lo más gratificante es ver cómo los discípulos han superado al maestro. Cuando discutes con ellos, da gusto". Se supone porque, en materia de argumentación, le dan caña.

Lo de ayer fue "un reencuentro feliz". Hubo ocasión para echar la vista atrás. "Llevaba 25 años en responsabilidades de gestión, ya está bien. Ahora lo que quiero es disfrutar con el grupo de la Facultad. Siempre lo tuve ahí, era habitual que me enviaran trabajos para analizarlos, pero ahora va a ser otra cosa. Ahora me van a tener al lado". Por cierto, el despacho contiguo está ocupado -casualidades del destino- por el profesor Vicente Gotor Fernández, hijo mayor del catedrático.

Hace una semana que Vicente Gotor cumplió 69 años. Se jubilará el 31 de agosto de 2017. Le queda poco más de un año en su salsa. El reencuentro de ayer se sustanció con un café grupal tras la reunión del seminario.

-No me diga más, pagó el exrector.

-Pues no, me invitaron.

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