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Una "tierra de esperanza" en la que las colas para comprar comida empiezan de madrugada

"Apenas salimos por miedo a los secuestros", afirman los asturianos en Venezuela

La Policía trata de contener a los manifestantes que protestaban ayer en Caracas. REUTERS

La población venezolana está en una situación crítica por la falta de alimentos en los supermercados, la sequía de medicamentos en las farmacias y las hiperinflación que está aumentando los precios con una tremenda fuerza. La colonia de asturianos que reside en aquel país, está sufriendo también en sus carnes la convulsión política y social. "Poca gente puede comer ya lo normal que sería un desayuno, una comida y la cena", asegura Miguel Sanz Peña, un llanisco que a los diecinueve años cruzó el charco para trasladarse a vivir a Venezuela. Ahora con 74 años recibe una pensión de jubilación por parte de ese Gobierno sudamericano. "Hay mucha escasez, lo de las medicinas ya es inaguantable, y los pocos productos que quedan en las tiendas tienen cada día precios más altos". destaca.

Sanz Peña también carga con dureza contra el gobierno, que acaba de decretar el estado de emergencia en el país, "ellos no se privan de nada, tienen las mejores casas, los mejores vehículos y hacen constantemente viajes en los que compran sin ningún disimulo". La inseguridad también se ha adueñado de las calles. "Salimos solo a lo más necesario, pero después de las seis de la tarde tratamos de estar todos en casa. El riesgo de ser secuestrado está siempre presente", asegura.

José Manuel Castro, un parragués que se mudó a Venezuela ya en 1958, define la situación económica y política del país como un "caos". Y desvela que las inmensas colas que se originan a las puertas de los supermercados del país se originan ya muchas horas antes de que abran. "Ya las empieza a haber a las tres o las cuatro de la mañana", asegura. Y añade: "Y estas no se disuelven porque todo el mundo haya podido comprar, si no porque se acabaron las existencias en los establecimientos, en definitiva, es un ambiente desolador".

Igual de contundente es José Alberto Roces Antuña, que aunque nació ya en Venezuela su padre era de Sama y su madre de Tudela Veguín. "Vinieron en 1957 cuando esta era una tierra llena de esperanzas y promesas, ahora la situación es grave, muy grave", destaca. Ahora él mismo ha emigrado a la República Dominicana, donde trabaja como chef. "El país se encuentra prácticamente al borde del colapso total, la producción de las empresas está prácticamente paralizada, destruida. No hay dólares, la gente y las empresas tienen que recurrir al mercado negro para acceder a ellos, y mientras que el gobierno siga con sus desacertadas e improvisadas políticas económicas esta contracción irá en aumento", asegura José Alberto Roces. La escasez es palpable, reconoce. "La gente está muriendo por la falta de medicinas, no se pueden dar continuidad a los tratamientos, los enfermos de cáncer no reciben quimioterapia, no hay antigripales, y las redes sociales de Venezuela se han convertido en una especie de anuncios clasificados en los que se pide a los amigos, familiares o, incluso, a los desconocidos que se envíen productos habituales que son imposibles de conseguir dentro del país", señala.

El cabraliego Diego García pone la situación "a punto de un estallido social de proporciones catastróficas. Mientras "la gente está desesperada buscando la comida básica", mientras "la subida descomunal de los precios hace que miles y miles de familias no tengan acceso a los alimentos y hay una escasez atroz de medicinas", "el gobierno se burla descaradamente de los ciudadanos en sus declaraciones y sigue con su discurso ruin y banal". Toda la colonia española en el país sudamericano, enlaza García, ha sufrido en sus carnes la crisis, "con miles de españoles expropiados y su patrimonio en el campo destruido". El asturiano, que reside en la Valencia venezolana, estado de Carabobo, se asusta "cuando oímos las declaraciones de los dirigentes de Podemos en España. El comunista nunca cede y esto no va a terminar nada bien", concluye.

Más información en la página 35

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