La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JOSÉ RAMÓN GÓMEZ FOUZ | Exboxeador, escritor y gerente de una empresa metalúrgica | Memorias y 2

"Gané los 15 asaltos a Walter Blaser y me convertí en campeón de Europa"

"Hablé con el guerrillero que remató a Bernabé de un tiro porque daba gritos de dolor y los podían descubrir"

José Ramón Gómez Fouz, en Oviedo. IRMA COLLÍN

El ovetense José Ramón Gómez Fouz, exboxeador, escritor y gerente de una empresa metalúrgica, culmina sus "Memorias" para LA NUEVA ESPAÑA recordando sus éxitos deportivos y literarios.

Campeón de Europa en Suiza. "Como profesional fui campeón de España del peso welter en 1980. Y con 28 años fue la primera vez que doblé la rodilla. Tenía gripe y mi rival, Antonio Casado, también. Es muy difícil llegar a los 28 años sin doblar la rodilla, ni siquiera en los gimnasios. Yo era buen encajador. Hice la revancha en su casa, en Barcelona, y le arrebaté el título. Lo defendí varias veces y bajé a superligero, ya que Roberto Prieto me dijo que era más fácil encontrar combates ahí, aunque para mí era un enorme esfuerzo. Gané el Campeonato de España. Gané a un gran boxeador, Dinaldo, que fue campeón de Europa. Defendí el título dos veces, pero ya no podía dar el peso. En el trabajo siempre tuve un buen sueldo, tenía casa, no necesitaba el dinero. Fui campeón de España en dos pesos, welter y superligero, y campeón de Europa en superligero. Ese combate se produjo en 1975, antes de ser campeón de España. Fue en Zúrich, contra Walter Blaser, un personaje. Conocí Suiza. El domingo, a las tres de la tarde, ya no había nadie por la calle. Qué raro. Al día siguiente a las cinco, tampoco. Son así. Había acabado la mili un mes antes. Entrenaba en Fuente del Prado. Por la mañana recorría el Naranco y por la tarde al gimnasio. Con el tiempo ves que no había que entrenar así y que era necesario cuidar más la alimentación. Roberto Prieto, mi entrenador, era un hombre duro. Gané los quince asaltos del combate contra Blaser, lo tiré ya en el primero. Se transmitió en directo para España. Al volver, todo normal, no fui al Ayuntamiento ni nada, eso es para otros deportistas. Juan Mesa, secretario del Oviedo, me invitó a hacer el saqué de honor. Fue en un partido por la noche, de Copa, contra el Burgos. Lo defendí contra Romano Fanali, que había ganado a Perico en Madrid. Bien. Era policía. Y lo perdí con Cemal Kamazi, un turco. Buen deportista. Fue en Alemania, en Colonia".

Masip pierde por K.O. "En vísperas del último combate que iba a celebrar, Antonio Masip, entonces alcalde de Oviedo, nos echó del Palacio de los Deportes. Bueno, me llevo bien con él, es cortés. Salió como gran noticia que prohibía el boxeo. Era el año 1983. La Federación me dijo que no contestase. Le tenían tanto miedo como ahora se le tiene a los de Podemos. La Federación era toda de derechas, herederos de Vicente Gil, el médico de Franco. Y me decían que no respondiese a Masip, y eso que había puesto a caer de un burro el boxeo. Les dije: "¿No conocéis la palabra dignidad?". La verdad es que no pudo prohibirlo porque perdió en el Pleno. La comunista Aurora Puente votó con la derecha. La primera vez que un comunista votaba con la derecha desde la República. En el ínterin hice el campeonato en Alemania y dejé el boxeo. En televisión dos años después tuvimos Masip y yo una disputa gorda. Era el programa de una periodista canaria, Cristina García Ramos. Los periódicos de Madrid dejaron claro que dejé en evidencia a Masip. Aquí Avello se metió conmigo, estuvo muy mal".

Bernabé y los bandoleros. "Había leído una novela 'Víbora' sobre Bernabé y los bandoleros asturianos de Vázquez Azpiri, que de joven fue secuestrado por Bernabé. Tenía tiempo libre después de dejar el boxeo. Empecé a coger datos. Había gente viva. Después, cuando mueren los testigos, es todo más difícil. Y me puse a escribir. Hablé con el guerrillero que remató a Bernabé de un tiro porque daba gritos de dolor y los podían descubrir. El médico que intervino, que lo localicé en Canarias, me dijo que tras un enfrentamiento con la Guardia Civil una esquirla, quizá de una granada, se le había alojado en un pulmón produciendo un derrame pleural y grandes dolores. Se dijo que tenía tuberculosis, pero un hombre que caminaba horas y horas es difícil que tuviese tuberculosis. Lo remató en una casa en Cardegoda, un barrio de Pivierda, cerca de Villaviciosa. Es todo de película. Como cuando, en otro libro, cuento cómo la Guardia Civil remató de dos tiros en la frente a un guerrillero. Publiqué la foto porque si no iban a decir que estaba novelando. Firmé libros y tuve mucho éxito. Todo lo que saqué fue récord de ventas en Asturias. Como tenía muchos datos, publiqué dos años después 'La brigadilla', y entonces sí que se armó".

Las cifras del Pozu Funeres. "En 'La brigadilla' contaba los enfrentamientos entre los maquis y la Guardia Civil. Salían varias cartas al director todos los días con quejas. En tiempos de Franco no lo hubiese podido contar porque había censura y después, tampoco, por la omertá. El prólogo del libro me lo hizo el profesor Juan Antonio de Blas y me dijo que me iban a matar, unos y otros, todos. Creo que hay que hablar de las barbaridades que hicieron los dos bandos. A los maquis los utilizaba Carrillo desde el exilio. Era gente de un gran valor. Sabían que los iban a matar. Luis Redondo, el sindicalista, fue amigo mío del alma, en una ocasión me presentó en Gijón a una pareja que eran del PCE y pasaron a Francia. Explicaron allí a los del Partido Comunista que se habían exiliado porque los iba a matar a todos; ya había ocurrido lo de la noche del 27 de enero en la que mataron a 19 maquis. Bueno, pues los echaron del partido. Así son las cosas. Molestó mucho que puse en el libro que en el Pozu Funeres no murieron 22 personas, sino ocho. Ahora me lo reconocen. Bueno, dicen que nueve. Uno está desaparecido en otro sitio. La polémica fue terrible. Los asesinatos fueron muy gordos y las cifras hay que darlas. Y puse también lo que hicieron los maquis, como cortar la cabeza a uno, matar a una chiquilla o cortar una oreja a otro. Tuve amenazas, necesité cambiar de número de teléfono. Me criticaron más por la izquierda que por la derecha, pero también bastante por la derecha".

Villa, confidente. "Más tarde escribí 'Clandestinos', lo publiqué hace 16 años en buena parte sobre las huelgas de los años sesenta en la minería asturiana y los confidentes de la Policía. No recibí tantos ataques porque se dieron cuenta de que así me hacían publicidad del libro. Ahí sale cómo José Ángel Fernández Villa, el líder del SOMA, había sido confidente de Claudio Ramos, jefe superior de la Policía. Sacó una carta diciendo esto y lo otro, pero nada más. Hubo una amnistía, hay que perdonar las debilidades".

Gustavo Bueno, sabio y valiente. "Los dos primeros libros me los publicó Cañada y el tercero Gustavo Bueno junior, que es muy amigo mío y muy valiente. Conozco a Gustavo Bueno padre de ir a sus conferencias, algunas espectaculares. Cuando presentó el libro "España frente a Europa" alguno se rió y Bueno soltó por la boca lo que no está escrito, de manera que el que se rió debe de estar aún debajo de la mesa. Lo conocí a través de Gracia Noriega, alguna vez pasé por su casa de Llanes. Y cuando estaba escribiendo ese libro Gustavo hijo me dijo que me lo publicaba. Creía que nadie se iba a atrever a editarlo. Bueno es un sabio y un gran español. Sánchez Dragó le preguntó una vez en televisión cómo lo presentaba, como riojano o como asturiano. Respondió que como español. Cuando murió Juan Pablo II se hizo una encuesta sobre el sucesor. Bueno dijo que viendo el éxito del Papa recién fallecido el sucesor sería de su grupo y, zas, salió el lugarteniente, Ratzinger. 'El mito de la Cultura' o 'El mito de la derecha' son libros que le harán pasar a la historia, son excepcionales. También publiqué un cuento, 'Cinco duros' sobre el boxeo, editado por el Ateneo Obrero de Gijón".

Compartir el artículo

stats