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Los viajeros apenas cubren el 20% del coste del servicio ferroviario en Asturias

El Estado aporta unos 41 millones de euros anuales para la explotación de las redes de cercanías en el Principado y los usuarios pagan menos de 9

Los viajeros apenas cubren el 20% del coste del servicio ferroviario en Asturias

De cada diez euros que gasta el Estado en hacer circular trenes por Asturias, la recaudación por billetes apenas le devuelve dos. La urgencia de mejorar las condiciones de la prestación del servicio público ferroviario de cercanías en la región, y de hacer crecer su atractivo y su nivel de uso, cobra vida desde el primer vistazo a la relación desigual entre lo que cuesta y lo que recauda por billetes. Esa necesidad apremiante de hacer avanzar el tren en el Principado, que tiene un evidente componente de vertebración territorial muy repetido en todas las prospecciones de futuro para la región, también se puede medir en euros. Hay al menos una razón económica y salta a la vista en las cuentas del Grupo Renfe. Calcula la compañía que el Estado desembolsa al año 41 millones de euros en el servicio ferroviario del Principado, 24 para explotar la red de ancho métrico de la antigua Feve y diecisiete para las cercanías convencionales. Los ingresos que proporcionan los usuarios cubren un exiguo dieciséis por ciento de lo que cuesta la primera y un 29 del coste de la segunda. En total, la empresa deja de recuperar ocho de cada diez euros invertidos en el servicio. Se le van 41 millones de dinero público y sólo ingresa por billetes menos de nueve.

La distancia que va de una cifra a otra es una secuela más del progresivo deterioro del tren de cercanías en Asturias, cuyo más reciente episodio ha desangrado a la antigua Feve con una oleada de cancelaciones por la falta de personal y la obsolescencia del material. Esa crisis, que Renfe intentará amortiguar en el corto plazo con un refuerzo de urgencia con maquinistas trasladados desde los servicios de mercancías, es un síntoma de una enfermedad más amplia, materializada también en la constante sangría de viajeros que las dos redes vienen soportando desde hace años, con el consiguiente descenso en los ingresos por billetes y el acrecentamiento paralelo del déficit del servicio.

Según el más reciente recuento anual, las cercanías de ancho convencional han bajado su último suelo histórico de viajeros hasta los 5,1 millones de 2015 y han perdido un millón de usuarios sólo desde que en 2011 la estación de Gijón dejó la plaza del Humedal para trasladarse a la calle de Sanz Crespo en uno de los grandes hitos del desgaste que ha sufrido el servicio en la región. El añadido de la crisis económica ha conseguido que todos los recuentos anuales de pasajeros hayan descendido ininterrumpidamente desde 2008 y que el nivel de uso sea el más corto desde mediados de los noventa. El ancho métrico, donde la caída del uso se acelera, cerró el año pasado con la mitad de pasajeros que en 2005 y la suma de los usuarios de las cercanías y el largo recorrido también es la más baja registrada en Asturias al menos desde 1990.

El tren pierde y tiene tendencia a seguir perdiendo, o eso dicen las previsiones que el Gobierno del Principado ha incluido en su Plan de Infraestructuras y Movilidad 2015-2030. En su caída se oyen voces que reclaman mejoras en el servicio como único modo de sacar partido a una red que cuenta con la concentración de vías férreas por habitante más densa de España. Las organizaciones de usuarios y el Gobierno del Principado han confluido en el amplio margen de perfeccionamiento de un servicio que precisa al menos un progreso de las frecuencias, un incremento de los trenes semidirectos, un incremento generalizado de la velocidad comercial y una rectificación de la infraestructura que incluya duplicaciones de vías y modificaciones de trazados.

Repaso integral

La idea es dar un repaso casi integral al ferrocarril asturiano que ya ha recorrido una porción importante del camino, porque la parte del diagnóstico está más que estudiada. Asturias tiene la malla ferroviaria más espesa del país, pero utiliza el coche para tres de cada cuatro desplazamientos por el área metropolitana central. El atractivo del tren se resiente tal vez porque además del más denso Asturias también tiene el tren más lento del país, en buena medida por su alta concentración de paradas, a un promedio de una cada 2,1 kilómetros y a una velocidad media que no supera los 44 kilómetros por hora en la antigua Feve ni los 51 en las cercanías de Renfe. El colectivo de usuarios "Asturias al tren" ha inventariado la red, ha localizado las 34 estaciones y apeaderos de la malla de ancho métrico cuya media no llega a un pasajero al día y en consecuencia ha cuantificado su propuesta al menos para la vieja Feve: suprimir el diecinueve por ciento de los apeaderos y que otro dieciocho pase a parada facultativa, manteniendo el 63 restantes como paradas fijas.

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