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Los refugiados mendigan en Turquía

"El conflicto sirio ha traído la pobreza a las calles", afirman los asturianos que viven en el país que más desplazados acoge en el mundo: 2,7 millones

Belarmino Rodríguez, de la empresa Ferqui. LUCAS BLANCO

La pobreza aflora en el país que más refugiados sirios acoge en el mundo. Turquía contiene dentro de sus fronteras a 2,7 millones de desplazados, dos veces más que la población de Asturias. Ese flujo migratorio, que amenaza con expandirse hacia el Oeste si finalmente Erdogan rompe el acuerdo con Europa, ha llevado la mendicidad a las calles de Estambul, Ankara y Bursa, según relatan los asturianos residentes en la República turca. "Antes era muy raro ver a gente pidiendo; el conflicto en Siria ha traído eso", asegura el ovetense Javier Paredes, codirector de la consultoría de negocios Conexio, con sede en Turquía. Lo mismo señala el ingeniero Rafael Bedia: "Hace tres años había una armonía perfecta entre la población. Ahora se está bipolarizando, hay una clase social muy baja".

Desde España se sigue con preocupación la amenaza del ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlüt Cavusoglu, de incumplir el pacto de Bruselas si la UE no suprime antes de octubre la exigencia de los visados. La polémica ya se desató el mismo día de la firma del acuerdo, el pasado 20 de marzo: Europa concedería a Ankara una ayuda de hasta 6.000 millones de euros -de los que por el momento se han entregado 3.000, 152 procedentes de nuestro país- a cambio de reprimir a los refugiados en su territorio. Ese compromiso pende ahora de un hilo. "Me resulta un poco cómico que Turquía tenga a casi 3 millones de sirios y Europa de asilo sólo a 1.145 de los 160.000 comprometidos", se queja Javier Paredes.

Pese a ello, ni la crisis migratoria ni la política están pasando factura a las empresas asturianas que operan en Estambul. "Todo funciona con plena normalidad", asegura Rafael Bedia, que trabaja para una firma de automoción en Bursa. Quizás ese orden tenga que ver con la forma de ser de los turcos. "La población está acostumbrada a vivir en crisis, no teme a nada y se recupera pronto de los golpes", explica Paredes, que lleva doce años en Turquía. Este economista ovetense pone como ejemplo los días que siguieron al intento de golpe de Estado. "El país continúo consumiendo como si no hubiese pasado nada. Es más, ese hecho unió por primera vez a todo el país. Incluso los partidos de la oposición se manifestaron en contra del golpe", dice. Rafael Bedia comparte esa misma sensación: "Aquí hay un orgullo patrio tremendo: al atardecer miles de personas salían a las calles con sus banderas. El ambiente era festivo".

Sin embargo, la empresa noreñense Carrocerías Ferqui, que desde 2008 tiene una segunda factoría en la localidad de Bursa, ve la situación con inquietud. Su jefe de calidad, Belarmino Rodríguez, teme que la crisis política pueda afectar a la prosperidad del país e inhibir a los inversores. "Donde estamos nosotros todos estos conflictos llegan de otra manera. Estamos a 200 kilómetros de Estambul, conflictividad no hay y las repercusiones políticas están por ver. Pero si me preguntan si estoy preocupado, sí que lo estoy. Me preocupan las detenciones que está habiendo, y también que no sabemos hasta dónde van a llegar esas medidas que se están tomando", afirma por su parte Faustino Quince, administrador de la empresa.

Lo que sí está claro, dicen los asturianos, es que las maniobras de Erdogan están alejando cada vez más a Turquía de Europa. Aun así, opinan que la situación no debe frenar al empresario español. "Nuestra región tiene unas oportunidades tremendas allí, sobre todo en el sector metal-mecánico y en el agroalimentario. Es una pena que nos estemos peleando por entrar en Alemania, cuyo mercado está saturado, en vez de abrirnos a otros nuevos. Los turcos no van a venir a casa a buscar nuestros productos", razona Javier Paredes, de 40 años y con amplio conocimiento en el mundo comercial. El ovetense cree que el Principado también podría venderse como destino turístico en Turquía por su parecido paisajístico.

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