La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El cambio climático alimenta al jabalí

Los expertos sospechan que el aumento de la población de suidos en Asturias está relacionado con un tiempo más benigno durante los inviernos

El cambio climático alimenta la "plaga" del jabalí. Expertos de toda Europa sospechan que el calentamiento global beneficia a los suidos, cuya principal causa de mortalidad natural es el frío. El clima cada vez más benigno del invierno puede ser entonces una de las causas del aumento de su población en Asturias, según sostiene el biólogo Carlos Nores. El autor del plan de control de la especie estima que en toda la región hay más de 60.000 ejemplares (4,3 por kilómetro cuadrado), sin contar a los "cerdolís", híbridos de jabalí y cerdo vietnamita.

"Las condiciones invernales han mejorado y eso pensamos que es positivo para los suidos. Es una hipótesis que manejamos muchos expertos, pero que de momento no se ha podido demostrar", aclara Nores, profesor de Zoología en la Universidad de Oviedo.

Lo que sí está comprobado es que la población de jabalíes no para de crecer en toda España y en toda Europa. Como ejemplo, en el casco urbano de Berlín se abaten al año unos 2.500 animales. El despoblamiento de las zonas rurales acompañado de un abandono del campo y la caída de licencias de caza son los argumentos que más se utilizan para explicar este fenómeno. Pero a ellos habría que sumar ahora la hipótesis del cambio climático. En principio, el "veroño" ha animado a los suidos a pasearse por los alrededores de Oviedo y de la urbanización La Fresneda, en Siero, dos de los núcleos urbanos más afectados por la expansión de la especie. Habrá que ver cómo responden a la borrasca que está dejando en Asturias las primeras nieves, heladas y lluvias de este otoño.

"El frío es el principal regulador de las poblaciones de especies silvestres. Los estudios que hemos hecho sobre el jabalí revelan que lo mejor para su supervivencia y la de sus crías es que la temperatura media del año fuese alta y que no hubiese demasiadas lluvias torrenciales en primavera, que es cuando se suelen reproducir", detalla Carlos Nores.

Esas dos condiciones se están dando en el Principado, puesto que el invierno ya no es tan invierno -en diciembre del año pasado, el turrón se tomó en helado- y el dicho de "en abril, aguas mil" cada vez acierta menos. "La nieve ya no es un problema para el jabalí, porque en las zonas bajas desaparece al cabo de unos días. Lo que más le podría afectar es el frío", comenta. Y ahora ni eso.

Carlos Nores, que presentará el mes que viene el plan de control del jabalí que está elaborando para la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales y el Ayuntamiento de Oviedo, realizó hace unos años una investigación en Somiedo, cuyos resultados "fueron similares a los obtenidos en otros países" y que se pueden extrapolar a la actualidad.

Contra el jabalí urbano

Algunos de los datos más sorprendentes de ese trabajo fueron que el 20% de la población de jabalíes moría por causas naturales -principalmente el frío- y sólo el 12% fallecía por la depredación del lobo. Esto quiere decir, según el biólogo, que el jabalí prácticamente no tiene enemigo en los montes. "Mueren más por la dureza del tiempo que por el lobo", agrega.

La principal causa de muerte sigue siendo no obstante la caza. De hecho, de la temporada 2000 a la de 2015, el número de ejemplares abatidos se incrementó un 217% en tan solo quince años. Este año las cuadrillas se quejan de que los jabalíes están en las ciudades en vez de en los cotos. Dado que las escopetas no pueden entrar en las denominadas zonas de seguridad -las que están próximas a los núcleos de población-, el profesor de Zoología de la Universidad de Oviedo Carlos Nores prepara un plan de actuación bajo la premisa de que es "más eficaz acosar que matar al jabalí urbano" mediante la simulación de cacerías con perros y petardos.

Compartir el artículo

stats