Javier Fernández hizo ayer en la Junta eso mismo que en el PSOE casi todos han hecho esta semana por primera vez en muchos meses, defender algo casi con una sola voz. Preguntado por la portavoz de Foro, el presidente del Principado defendió el acuerdo de gobierno recién suscrito entre los socialistas vascos y el PNV. Lo justificó sin fisuras, olvidando posibles resquemores por la falta de comunicación previa del PSE a la gestora que él preside, obviando las diferencias que le separan de la líder socialista vasca, más partidaria de Pedro Sánchez, agradeciendo que atraiga hacia "la moderación política e institucional" a los nacionalistas vascos y mandando por delante que el texto del compromiso dice hasta "quince veces que todo lo relacionado con el desarrollo del autogobierno estará inscrito en el marco legal" y que eso es un buen ejemplo para Cataluña. Dijo todo eso y quiso sobre todo desactivar las amenazas discriminatorias de quiebra de la "unidad, solidaridad y estabilidad de España" garantizando, "esté tranquila", que ni el PSE ni el PSOE se plantean la reforma de la Constitución en lo relativo a la igualdad entre territorios y a la soberanía nacional.

Cristina Coto tocó en su turno de preguntas al presidente uno de los temas preferidos de Fernández, que era coordinador del Comité Territorial del PSOE cuando en otro tiempo se suscribió la Declaración de Granada para tratar de embridar las ambiciones del socialismo catalán. Por eso ayer, para "tranquilizar" a la diputada forista tiró de garantía de respeto a la Constitución y de que no peligra la caja única. Y dijo que "además de que la unidad de caja no se puede romper", no hay posibilidad porque perjudicaría al País Vasco. Los propios vascos, afirmó Fernández, "son lo suficientemente inteligentes para darse cuenta de que son deficitarios en relación a la Seguridad Social y que si se dividen los activos por los pasivos, el resultado es de 1,81 en el conjunto de España y de 1,7 en Euskadi".

Para blindar el concepto de "nación jurídica" mandó la parte de respeto constitucional. En la noción más espiritual, avanzó que "lo que me importa" es que las identidades nacionales sean "porosas" y compatibles y que España, la suya, es "sobre todo y ante todo una sociedad democrática de ciudadanos respetuosos con sus culturas, sus historias y sus lenguas".

Cristina Coto venía de prevenir a Fernández sobre los supuestos peligros del pacto vasco con un alegato a favor de la integridad de España que incluyó una advertencia para el que utilizó un retroceso en el tiempo hacia 2006, hasta a la reforma del Estatuto de Cataluña que avaló el expresidente Rodríguez Zapatero y que "además de dar alas inimaginables a los separatistas" ocasionó, al decir de la diputada, "grandes discriminaciones entre comunidades autónomas, con graves consecuencias para algunas, como Asturias, damnificada por el trato que le viene dispensando el gobierno de España desde 2006".