Inspiración, diseño, exclusividad. Hay joyerías que representan mucho más que belleza. Sus piezas despiertan sensaciones únicas, aunando la tradición joyera parisina con la modernidad de los tiempos actuales. Colecciones creadas para mujeres cosmopolitas que cautivan por su diseño y su calidad gemológica.

Para encontrar todo esto, y mucho más, sólo hay que acudir al centro de Oviedo, donde desde hace 20 años se encuentra un establecimiento que regenta la quinta generación de una saga de joyeros que tienen sus orígenes en París en el siglo XIX y que constituye un referente en la región por su gran prestigio y profesionalidad, así como por un gusto refinado y exquisito a la hora de diseñar sus propias creaciones. Por este motivo tienen clientes repartidos por todo el mundo. Una joyería por la que han pasado generaciones enteras de clientas, desde abuelas hasta nietas, pasando por hijas, nueras y sobrinas. No existe para sus responsables mayor incentivo que saber a quién va dirigida una pieza elaborada con maestría y cariño en sus talleres.

Esta larga tradición familiar joyera avala el buen hacer y la confianza que depositan en ella sus clientes. Se trata de uno de los sectores en los que adquiere más importancia la confianza del consumidor, ya que es muy difícil para un profano diferenciar una perla australiana de una de agua dulce, una gema natural de una sintética o, por ejemplo, un topacio azul de una aguamarina. Aquí radica la importancia de acudir a un buen profesional y a establecimientos que ofrecen a sus clientes una garantía de calidad y confianza.

Pocas cosas son comparables a la satisfacción que supone darse un capricho y adquirir una joya, pieza que se convertirá en compañera de vida y que señalará momentos inolvidables. Es el complemento que mejor define a una mujer y en las mejores joyerías cada clienta encuentra esa pieza que la hace especial y única. Los asturianos y en particular los ovetenses pueden presumir de vivir en una de las zonas más seguras y con calidad de vida más altas del mundo, y por eso es posible permitirse disfrutar de las pequeñas cosas que regala la vida. Qué mejor excusa que la festividad del gremio de los joyeros, San Eloy, conmemorado el pasado 1 de diciembre, para animarse a adquirir artículos de joyería que pasan a integrar un patrimonio familiar entrañable y eterno. Artículos de diseños versátiles, a precios asequibles y siempre a la vanguardia, tanto en la creación como en la elección de gemas. Diferentes y eternas, estas joyas enamoran y acompañan incondicionalmente a las personas que las poseen. Sin duda alguna, son una adquisición perfecta tanto para bodas, aniversarios y cumpleaños como para las fiestas de Navidad. Acierto seguro.