La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los rectores entienden que no les corresponde investigar el plagio

La Plataforma Contra el Acoso y la Corrupción en la Universidad ha detectado más de 200 casos de conductas no éticas

Alumnos durante los exámenes en la Universidad. LNE

"No corresponde a este rector investigar el plagio". Fue la escueta respuesta que el máximo responsable de la Universidad de Oviedo transmitió hace unos años a los implicados en un caso similar al que ahora empaña el mandato del rector de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Fernando Suárez Bilbao. Los conflictos detectados en este sentido en la Universidad asturiana estaban vinculados a una oposición a la plaza de catedrático. El autor acusado de plagio y el afectado por esta conducta llegaron hasta el recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) en el que se dio como probado el plagio pero se falló a favor del nombramiento como catedrático de la persona que plagió, argumentando no se iba a discutir lo que resolvió una comisión de evaluación.

Ni el Ministerio de Educación ni la Universidad de Oviedo exigieron entonces explicaciones ni responsabilidades a los miembros de esa comisión sobre por qué dejaron pasar ante sus ojos un plagio académico. Sin intervención de las máximas autoridades académicas el caso se cerró ahí.

La Plataforma Contra el Acoso y la Corrupción en la Universidad Pública, creada en 2006, tiene detectados unos 200 casos de conductas no éticas en universidades españolas, si bien están pendientes de investigación o publicación, según sus responsables, otros dos centenares más. Cuando el caso atañe a la máxima autoridad de la institución académica, como el de la Universidad Rey Juan Carlos, los mecanismos de sanción son difusos y apenas conocidos.

Para atajar este tipo de conductas se ha desarrollado un tipo de software antiplagio que están utilizando algunas universidades, entre el cual destacan las plataformas Euphorus y Turnitin. La Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) llegó a valorar en algún momento la posibilidad de adoptar una aplicación común para todo el ámbito universitario. Otra posibilidad futura sería -según sus responsables- la integración de este tipo de aplicaciones en entornos como el campus virtual de la propia institución académica de manera que cuando se presente un trabajo pase automáticamente por el filtro antiplagio antes de ser aceptado. Pero poco se ha avanzado al respecto.

Desde la Universidad de Oviedo insisten en que la mayoría de los casos de plagio proceden del alumnado y cuando los docentes detectan a un estudiante que ha presentado un trabajo copiado primero hablan con él y le dan la oportunidad de modificarlo y presentar uno de autoría propia.

En el caso de los trabajos de fin de grado, en el momento en el que un estudiante matricula el trabajo, en el inscripción debe introducir, además de su nombre, un título y un resumen del texto. De esta forma es posible detectar si el título del trabajo o el resumen es una copia y si hubiera sospecha de plagio entonces el tutor debería comunicárselo al alumno para que realice los cambios pertinentes. De todas formas, los estudiantes no suelen llegar a defender un trabajo que ha sido copiado, ante el riesgo de suspenso, aseguran fuentes académicas. Si lo hace, lo hace con un trabajo diferente. Y original, que es lo que se exige en estos casos.

Compartir el artículo

stats