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FRANCISCO BLANCO | Director de la Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales

"No tenemos problema en ir al Cristo pero lo veo como un proyecto más a largo plazo"

"La carrera de ingeniero de minas es dura y exigente, aunque la demanda laboral de nuestros titulados es alta"

Francisco Blanco, en su despacho de la Escuela de Minas. ALBA EGUILUZ

Francisco Blanco Álvarez (Oviedo, 1953) acaba de renovar su segundo mandato como director de la Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales. Al finalizar estos cuatro años habrá cumplido 22 en diferentes cargos de gestión en la escuela que le vio nacer como ingeniero: fue secretario académico durante seis años en el equipo de Luis Escanciano y otros ocho, subdirector. "Poco a poco he pasado por todos los órganos", reconoce, "esto lo conozco bien".

-Ha vivido todas las etapas en la Universidad hasta la transición a Bolonia. ¿Qué ha cambiado en la ingeniería de Minas?

-En cuanto a las ingenierías, Bolonia fue un cambio confuso y farragoso. Antes dábamos una titulación de cinco años que era la Ingeniería de Minas, que habilitaba para el ejercicio de la profesión regulada de ingeniero de minas. Y con Bolonia, para llegar a lo mismo, hay que cursar un grado de cuatro años y un máster de dos. El grado, en contra de lo que dicen o piensan muchos, sí que sirve para incorporarse al mercado laboral. Hay quienes, incluso, aunque son los menos, no continúan al máster y al terminar el grado ya trabajan.

-En la última entrega de diplomas pedía a los graduados que no tuvieran miedo a salir fuera. ¿Se ha superado ya ese debate?

-Yo creo que sí. Más de la mitad de nuestros estudiantes se van fuera de "Erasmus" a cursar un año de la carrera y no tienen problema en ello. Están bien formados y tienen buen nivel de inglés. De hecho, aunque encuentren trabajo en empresas españolas, muchas de ellas te hacen viajar porque buena parte de su negocio está fuera de España.

-¿Cuál es el principal valor de esta escuela?

-Siempre fue una escuela exigente y lo sigue siendo, había y hay que esforzarse y trabajar duro para llegar a obtener la titulación, pero es un centro con prestigio en todo el mundo. Se ve como un hecho positivo haber estudiado en esta Escuela de Ingeniería de la Universidad de Oviedo.

-¿En qué situación se encuentra el profesorado?

-Acabamos de superar el proceso de renovación de la ANECA, que se exige para los grados cada seis años y en profesorado nos pusieron la máxima nota. Tenemos un buen número de catedráticos y profesores permanentes con una edad media de 49 años. A los más veteranos les queda una media de siete u ocho años más. Podemos decir que estamos bien de plantilla.

-Y los recién titulados, ¿se quedan a hacer carrera académica?

-Cuando uno estudia una ingeniería, por lo general busca hacer la carrera profesional en el mundo de la empresa. Quienes se quedan a hacer la tesis y hacer carrera docente son los menos. Pero, en las escuelas de ingeniería sí que es importante tener profesorado que sean ingenieros. Normalmente optan por hacer carrera fuera y ese déficit puede cubrirse con la figura del profesor asociado.

-Pese a la situación de la minería...

-La minería es un sector muy importante, que normalmente en nuestra región se asocia con el carbón, pero la metálica y la de los minerales industriales y rocas también tienen su relevancia y son muy importantes. El futuro del carbón es complicado más allá de diciembre de 2018 en el que solamente podrán continuar aquellas explotaciones que sean rentables. No obstante pienso, que en Asturias y León tenemos tres o cuatro minas a cielo abierto, que podrían ser rentables. Y después está la fluorita y el oro. Solo en minería metálica tenemos en España 36 proyectos en tramitación. Si varios de esos proyectos mineros saliesen adelante y se pusieran en producción sería un factor importante de desarrollo económico, con su consiguiente desarrollo social, al crear puestos de trabajo estables y de calidad. Y después está la rama de energía, incluida la exploración y producción de hidrocarburos convencionales y no convencionales, que en esta escuela se encuentra en pleno vigor. La actividad metalúrgica y de materiales también se lleva a buena parte de nuestros titulados hacia empresas como ArcelorMittal, Alcoa, Asturiana de Zinc, Cementeras, entre otras muchas.

-¿Cómo son las relaciones con el actual equipo rectoral?

-Buenas y la Escuela será una colaboradora leal. Lo que está claro es que la Universidad necesita más presupuesto, sobre todo para la mejora de sus infraestructuras, algunas de la cuales ya tienen unos años. Pero parece que en esta etapa va a ir mejor en cuanto a la promoción del profesorado, debido a que la tasa de reposición es del 100 %. Siempre fue una idea de este rector y del anterior meter gente joven y buena para ir promocionándola; es una buena iniciativa.

-¿Qué opina del fracaso del plan de retorno del talento?

-Formamos a los chavales y después se van fuera pero, una vez que están allí, les pagan bastante mejor que aquí y se quedan. Es complicado que vuelvan sin una garantía de continuidad y si los sueldos son bastante más pequeños.

-¿Qué retos se propone para esta etapa?

-Mejorar las infraestructuras de la escuela. Está bien construida, es del año 1959, pero tenemos unas 200 ventanas de esa fecha, sin puente térmico ni vidrios con doble acristalamiento, que conviene ir cambiando poco a poco, igual que la instalación eléctrica. También hace falta trabajar a escala de Universidad y de país para recuperar las vocaciones por la ingeniería. Llevamos unos años bajando en matrículas y conviene incidir en los institutos y colegios, con actividades divulgativas para dar a conocer la profesión. Las carreras de ingeniería son duras y exigentes, pero la demanda laboral es alta.

-¿Ven viable mover Minas del centro de Oviedo?

-Según mi criterio esta escuela debe seguir en la ciudad de Oviedo. Hay quien piensa que tenemos que estar en un campus en el extrarradio pero creo que nuestra ubicación es buena y con muchas posibilidades. No obstante, no habría problema en ir a un campus tecnológico en El Cristo porque significaría un uso más eficiente de los recursos y evitaría la duplicidad de los laboratorios. De todas formas, lo veo como algo a largo plazo.

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